El Mercurio Ecuador

Conflicto entre rusos y ucranianos I

- CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

La península de Crimea pertenece oficialmen­te a los soviéticos. Desde el 2014, luego de que Rusia la anexionara aprovechán­dose de las protestas del Euromadián y ante la impotencia del Gobierno de Kiev y de la comunidad internacio­nal, Putin construyó un entramado más complicado que el de una telenovela mexicana para justificar la vulneració­n al territorio crimeo, invirtiend­o una ingente cantidad de esfuerzo y dinero, lo que anticipa que no se deshará fácilmente de sus pretension­es sobre esta región. Para entender mejor lo que sucede entre estas dos naciones, revisemos un poco su historia.

En 1783, luego de independiz­arse Crimea del Imperio otomano, es conquistad­a por primera vez por la Rusia imperial de Catalina la Grande, sirviendo como destino vacacional de las élites. Años más adelante será el lugar donde se asentará la base naval soviética de Sebastopol, un puerto clave comercial y militar. El engrandeci­miento ruso no pasó desapercib­ido al resto de Europa que, a lo largo del siglo XIX, observaba con suspicacia cómo las fronteras rusas se aproximaba­n cada vez más al oeste. Es así como en 1853 estalla la guerra que sería bautizada con el nombre de la misma península: la guerra de Crimea (18531856), zona donde se darán gran parte de los enfrentami­entos. La pugna alió a Francia, Inglaterra y parte de Italia, tratando de frenar el avance soviético por Europa. También se les sumó el Imperio otomano llevado por el revanchism­o, esperanzan­do en recuperar algunos de los territorio­s perdidos frente a los rusos. Por otro lado, la Rusia del zar Nicolás I incorporó a su bando los territorio­s de los que surgirían Rumania, Bulgaria, Serbia y Grecia.

El célebre escritor ruso León Tolstoi -que fue oficial hasta en tres de sus frentes- dedicó su obra “Relatos de Sebastopol” (1855) a narrar el asedio a este puerto. Al finalizar la guerra la balanza se decantó a favor de la facción turco-occidental y el 2 de abril de 1856, se dispararon por última vez los cañones en Crimea. El Tratado de París que puso fin al conflicto estableció sanciones a Rusia, entre las cuales estaba la desmilitar­ización del mar Negro y el abandono de la base de Sebastopol.

Sin embargo, la presencia soviética nunca se extinguió de Ucrania ni de Crimea. El final del siglo XIX trajo consigo la industria extractivi­sta de carbón, en las canteras de la península. (O)

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