Queremos trabajar
En estos días aciagos para la Patria, escucho con beneplácito el grito de millones de ecuatorianos, obreros, empleados públicos y privados, amas de casa y estudiantes que piden volver a las aulas y, por cierto, miles de deportistas que se suman en todas las regiones al clamor ciudadano.
Me hago eco de lo que piensa la gente en el sentido que nuestro querido Ecuador se cae en pedazos por culpa de agitadores políticos que siembran el caos y pretenden pescar a río revuelto.
Confío que podamos con alborozo decir “las aguas han bajado” y hacer conciencia del mal que causamos a un conglomerado social que desea cambien las cosas y que estas malas experiencias no sigan lacerando el corazón de la tierra que nos vio nacer.
Quienes practican deporte, han sentido esa temible estocada que representa una paralización. Debemos pensar en la juventud que se ha preparado con la mira puesta en los Juegos Deportivos Bolivarianos que arrancaron en Valledupar (Colombia). Los entrenamientos continúan a pesar de la convulsión que se vive para así entregar todo en procura de subir al pódium dejando en alto a estos pueblos que el libertador Simón Bolívar quiso unirlos en un solo bloque de hermanos americanos.
Por lo expuesto, la actividad deportiva se ha visto seriamente complicada, el fútbol y el deporte amateur han sentido los estragos de la “maldita paralización”. Las imágenes de la televisión presentaron por dar un ejemplo, a los jugadores del Club Cumbayá sin poder llegar a su destino para entrenar lo que fue motivo de mofa por la presencia de indígenas tomándose fotografías con los integrantes de dicho plantel cuya condición para dejarlos pasar, era captar esos momentos como especie de trofeo de guerra y un recuerdo de la barbarie que estamos viviendo.
Para no ir muy lejos, los muchachos del Gualaceo entrenan en dos grupos, uno en el Jardín Azuayo y otro en Cuenca. Los torneos en distintas categorías están paralizados, lo que representa un total rompimiento a la planificación de la Federación Ecuatoriana de Fútbol y la Liga Pro que se ven abocados a tener que jugar al menos tres partidos entre semana para igualar el calendario previsto.
Al margen de las protestas sociales hay que destacar un hecho muy singular que se ha dado en nuestro medio. Como es sabido, la instalación de la pista atlética en el sector de Miraflores ha encontrado la solución al grave problema gracias al grupo empresarial Ortíz que ha dado su respaldo económico al comprometer una suma cercana a 450 mil dólares para que los trabajos continúen, por ventaja la ley permite ahora a las empresas apoyar al deporte con la deducción del impuesto a la renta.
Bajo esta circunstancia, somos del criterio que, así como los Ortíz apoyan a los deportistas, surjan otros empresarios que digan presente brindando su apoyo, de esta forma permitir a los deportistas seguir adelante dejando de lado aquellas piedras que están en el camino para en una pista o en una cancha brindar alegría al sufrido pueblo. (O)
Guifor Trujillo.