Alma Mater, entre la música y la academia
SURGIÓ de una iniciativa de docentes agrupados en una amistad generacional de “Ochenteros luchadores”. Es una conjunción de talentos en torno al rock clásico en inglés y en español.
Dueños de un oído afinado, en cuestión de segundos se define el acorde adecuado. Ensayan los sonidos de la batería, guitarra, bajo y el teclado para el arranque de una nueva melodía.
Entre risas, camaradería, cables, micrófonos, instrumentos, apuntes de letras remarcadas a mano con notas e indicaciones precisas para cada canción, estos músicos empiezan su ritual habitual en una velada de ensayos de Alma Mater.
A sus cinco integrantes, la noche del miércoles último, se los encontró empeñados en alcanzar la melodía y los acordes correctos para la canción “Persiana Americana” de Soda Stereo, uno de los temas que se incluyen en el nuevo repertorio para una pronta presentación.
Pedro Zea y Freddy Cabrera se ocupan de ajustar los equipos de sonido a sus instrumentos. Esteban Heras, con las baquetas en la mano izquierda y en la derecha sostiene el celular pegado al oído para escuchar la melodía original de la banda Argentina. Fernando Ortiz, el tecladista, repasa las notas de la canción mientras tararea una letra que le ha dado vueltas en la cabeza desde la mañana.
Un poco después llega Dalila Heras, la vocalista del grupo. Su presencia alerta a todos para empezar la jornada musical. Un breve diálogo para las últimas instrucciones muy precisas y tres, dos, uno. Suena “Persiana Americana”, interpretada por primera vez en la agrupación.
Los cinco se convocaron para las 18:30, después que cada uno cumpliera con sus jornadas académicas como docentes en la Universidad de Cuenca. Incluso cuatro integrantes están culminando estudios doctorales en sus respectivas áreas.
A cada ensayo o presentación, acuden entusiastas porque lo asumen como una “terapia de relajación” para descargar el estrés y ajetreo diario de impartir clases, cumplir con los sílabos, informes, planificaciones y más.
Inicios
Una amistad generacional que se consolidó en la universidad. Así lo resalta Freddy Cabrera. Allí nos conocimos con Fernando en los patios, en el espacio verde de la universidad, entre presentación y presentación. Y claro, el rock clásico en inglés y el rock latino constituyen la esencia de la convergencia para este grupo de apasionados por la música. Uno más que otro se siente identificado con alguna de esas emblemáticas canciones. Entre pláticas e intercambio de ideas, a veces en reuniones imprevistas en los corredores y aulas de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, fue forjándose la iniciativa de consolidar un grupo musical.
Todo fluyó porque, además de esa vocación innata por la música, cada uno aportó con sus instrumentos y, sobre todo, con sus experiencias anteriores. Freddy vino de ser guitarrista del legendario Grupo Temporal, marcado por la música protesta, y del grupo Ébano, creado en 1998.
Igual ocurre con Pedro, Esteban y Dalila, cada uno con una marcada trayectoria y tradición musical.
Y en esa línea, Fernando Ortiz, hoy decano de la Facultad de Filosofía, desde muy joven se relaciona con la música como integrante de “La Pandilla”, un grupo musical del colegio Río Upano, en su natal Sucúa. A pesar de no haber recibido clases formales de música, logró interpretar las canciones a punta de oído. “Durante mi etapa colegial, alcanzamos un considerable éxito con mi grupo musical”. La evolución musical de Alma Mater es palpable. “Desde el primer momento, la suma de talentos e inquietudes musicales ha ido consolidándose. Nos hemos conocido a fondo en cada presentación y en cada ensayo” Señala Esteban Heras.
Pedro Zea, el guitarrista principal y docente de la carrera de Comunicación en la Facultad de Filosofía, desborda creatividad y talento en cada interpretación. Su sorprendente destreza musical le permite guiar al grupo hacia el género musical que piden los públicos.
Los educadores siempre seremos como los padres también en imagen. Eso nos genera responsabilidad y nuestras buenas acciones estarán en el ojo de quienes están compartiendo el proceso de aprendizaje con nosotros
Freddy Cabrera docente y músico
En escenario
“La indescriptible adrenalina generada por el escenario se manifiesta como un conjunto de emociones muy singular”. Es la confesión espontánea de Dalila Heras.
Esteban Heras, el baterista, cuenta que disponen de un tiempo limitado para ensayar, solo una vez a la semana. “Para mantenernos conectados y coordinados, tenemos un chat donde compartimos inquietudes, tomamos decisiones como grupo y compartimos ideas y directrices claves sobre las canciones”.
Una de sus primeras presentaciones fue en el auditorio del campus Balzay. Lo anecdótico estuvo marcado por un apagón inesperado del amplificador del bajo,y además, una cuerda de la guitarra principal se reventó en plena presentación. Pero ni eso ni nada les ha quitado inspiración, siguen con más ímpetu, porque saben que la música, la amistad y experiencias de aprendizaje los moviliza e impulsa.
Después de dos horas ininterrumpidas de ensayos y repeticiones, llega una breve pausa para disfrutar de un café, es un momento para la risa, las bromas, temas triviales y ajustes adicionales a las canciones. Mas, Dalila sigue tarareando una melodía en inglés y realizando ejercicios de vocalización. Los instrumentos se empacan con meticulosidad y el grupo se va con alegría, con los acordes de las melodías ensayadas aún resonando en sus mentes. Se baja el telón con un abrazo y hasta la próxima semana.
Cada uno de los integrantes llegó con un importante recorrido musical. Freddy Cabrera, por ejemplo, antes integró el legendario Grupo Temporal y el grupo Ébano.
MediaLab Filosofía Facultad de Filosofía Universidad de Cuenca