María Helena Manrique
Obligados a suspender encuentros, anular festejos, educarse en línea y a congelar sus emociones, los adolescentes de estos tiempos han sido parte de la población más afectada por la pandemia del COVID-19, un año después de su inicio en nuestro país.
El rendimiento académico ha sido evaluado por muchos padres y madres de familia, como uno de los aspectos que mayor deterioro ha tenido en este año. La Asociación Americana de Psicología nos brinda una guía sobre este tema, con sus veinte Principios Fundamentales de la Psicología para la Enseñanza y el Aprendizaje. A continuación les presento los dos que tienen mayor relevancia en la socialización y en el bienestar emocional.
Principio 14: Las relaciones interpersonales y la comunicación son fundamentales tanto para el proceso de enseñanza-aprendizaje como para el desarrollo social y emocional de los estudiantes.
La educación es un proceso fundamentalmente personal, que crea vínculos entre los profesores y sus alumnos y entre los propios estudiantes. Estos vínculos son fundamentales para el sano desarrollo socioemocional de niños y adolescentes. Y precisamente de esto han carecido, en parte, nuestros estudiantes en el pasado ciclo lectivo, con el método ‘online’.
Principio 15: El bienestar emocional influye en el rendimiento educativo, el aprendizaje y el desarrollo.
Este es un principio básico e implica todo aquello que tiene que ver con la regulación de las emociones, con la autoestima, con esas premisas que cada adolescente lleva como voces internas y que lo hacen sentirse capaz, adecuado y seductor. Tiene que ver con el sentido del yo, y con las habilidades para reaccionar de forma saludable ante el estrés cotidiano.
Ellos, como nosotros los adultos, lo están haciendo, a la par que gestionan sus cambios físicos, psicológicos y sociales con todas las limitaciones de este año. (O)
“Propongo comprender las circunstancias que han afectado a los adolescentes y ayudarlos a encontrar recursos para su desarrollo psicoemocional y educativo”.