Mentiras y fraudes
¿Cuántas veces en nuestra vida hemos sido engañados por las mentiras de alguien o de uno mismo? ¿En las relaciones?, ¿en negocios?, ¿promesas hechas y rotas? Con las historias reveladas de Simon Leviev a través del documental El estafador de Tinder y de Anna Sorokin con Inventando a Anna -ambos en Netflix- se expuso una problemática que ha estado patente hace mucho tiempo y que ha afectado a miles de personas.
“Los estafadores hacen un estudio de sus potenciales víctimas”, reflexiona Glenda Pinto, psicóloga clínica en el reportaje que Dayse Villegas y
Diana León presentan y que ocupa la portada de esta edición. ¿Estamos virtualmente ‘programados’ para ser blancos fáciles de algunas tácticas de influencia psicológica? Allá por la década de los ochenta tuvimos un caso local: el ‘Cuentero de Muisne’ (Dante Reyes, hoy fallecido). Es importante analizar nuestros hábitos de conducta y comportamiento, sobre todo en una sociedad abocada al internet y a las redes sociales donde muchas veces nos “desnudamos” por completo y a veces no se deja nada a la imaginación.
Las personas necesitamos creer en algo, en lo que sea, preferimos creer antes de dudar porque esta última crea incomodidad y hasta se tiene rechazo a la incertidumbre. Esto del engaño no es nuevo, forma parte de lo más primigenio del ser humano.
Ahora bien, en esta moneda hay dos caras y la otra se la llevan las víctimas. Tenga cuidado con sus palabras, si usted conoce un familiar o amigo que ha sufrido un engaño o una estafa, los especialistas recomiendan no usar frases como ¡qué tonto que eres!, o ¡no te dejes engañar! Esto, lo único que hará es hundir más al afectado. (O)