La masturbación durante la adolescencia es muy común y en general no es patológica.
Pie cavo, lo contrario al pie plano, y sus dolencias más comunes
Tengo pie cavo. Desde hace pocos años siento una insensibilidad en la planta de los pies. Me arden con frecuencia y comienzo a tener dolor al caminar. ¿Es consecuencia de la forma de mis pies?
Luis,
Chile
El pie cavo es una afección en la forma del pie. Es relativamente frecuente; y, a diferencia del pie plano, que es la pérdida de la altura del arco plantar, el pie cavo es el aumento del arco plantar.
Al igual que el pie plano, el pie cavo trae otras alteraciones en la arquitectura de los pies, como la verticalización del calcáneo (el hueso del talón) y los metatarsianos.
Además, en estos casos aparece un prominencia en el dorso del pie; y el talón, al ser vertical, se desvía hacia adentro. Hay una relación estrecha entre el pie cavo y los desórdenes neuromusculares, lo que obliga a la investigación de otras enfermedades.
El diagnóstico se hace con base en un correcto examen físico, una investigación clínica y excelentes exámenes de imágenes, que van desde unas simples radiografías con carga del peso corporal hasta estudios de la marcha con plantigrafía digital y una evaluación neurológica. También se pueden usar tomografías con reconstrucción 3D y, a veces, resonancias magnéticas. La ecografía de partes blandas también es de mucha ayuda.
En relación con los síntomas que presenta, estimado Luis, como insensibilidad, ardor y dolor, son típicos de que algo está pasando en su pie, así que lo invito a consultar a su ortopedista para que lo examine y lo ayude con su afección.
Lo más probable es que le pida radiografía, le solicite un estudio de la velocidad de conducción (EMG) y, dependiendo de su diagnóstico, se podrá plantear su tratamiento. Dr. Henry Zapata Pinos, médico traumatólogo y ortopedista.
Tfnos.: 098 299 7614, 099 219 9250, 099 955 7327
Ayuda para dejar la pornografía
Estoy viendo pornografía desde hace más de un año, y no puedo dejar de masturbarme. Necesito ayuda para dejar de hacerlo. Ya no me siento bien, esto me está consumiendo y no puedo continuar así. Joncy
No sabemos su sexo, ni edad, pero asumiremos lo más frecuente, que sea un varón joven. En pocas ocasiones la chicas consultan por este tema, aunque también pueden presentar algo similar. La masturbación en la adolescencia es muy común y en general no es patológica.
Pero si usted mismo nota que se ha salido de control y los sentimientos de culpa realmente le están causando mucho malestar, hay que investigar las posibles causas: falta de habilidades sociales para las actividades propias de su edad, baja autoestima, soledad, ansiedad, depresión, problemas familiares, no tener claro un proyecto de vida. Es un buen paso el haberse percatado del problema y a partir de eso proponerse un cambio, que lo puede intentar usted solo o como parte de la psicoterapia que siga con un profesional capacitado en este campo específico.
Asegúrese de que este profesional esté certificado por alguna sociedad científica de sexología, de lo contrario, puede ser alguno de los que aún creen que por masturbarse se volverá loco o se debilitará su organismo.
Entre tanto las siguientes pautas que le pueden servir: si la masturbación está asociada con la pornografía, y aunque no lo esté, elimine de su celular y computadora todos los sitios o temas relacionados, chats y demás; trate de pasar ocupado: haciendo deporte, caminando, oyendo su música favorita, leyendo, tocando un instrumento musical, hablando o chateando con sus amigos y familiares, escribiendo un diario; adopte una mascota, identifique en qué contexto ocurre, a lo mejor no conviene pasar tanto rato solo; mejore su autoestima, usted es un ser maravilloso, único e irrepetible. Podría encontrar una pareja afectiva que le dé un nuevo significado a la sexualidad, esto lo puede tratar en la terapia, mejorando sus habilidades sociales. A algunos cuadros graves se los trata como cualquier otro tipo de adicción, donde la terapia cognitivo conductual ha dado buenos resultados. Incluso se puede usar fármacos antiobsesivos en casos seleccionados.
También son de utilidad los grupos de autoayuda, que básicamente siguen los doce principios de los Alcohólicos Anónimos; puede encontrarlos en sitios web como Sexolicosanonimos.com y Saa-Argentina.com.
Dr. Germánico Zambrano Torres, psiquiatra sexólogo. Miembro de la Asociación Mundial de Sexología.
Telfs.: 239-0381, 239-4932. 0988978112
Fue costumbre guayaquileña en los años 60 y siguientes presentar a las jóvenes quinceañeras vestidas de rosado, con discurso, corte, vals, comida, trago y todo lo demás. Algunos detalles cursis por sus ribetes pueblerinos de folklórica comicidad daban la tónica al espectáculo.
Si la fiesta era en casa, y solo cuando estaban reunidos todos los convidados, salía la quinceañera y era anunciada por el papá. La madrina le calzaba los zapatos con tacos que simbolizaban su paso a señorita y le pintaban los labios. El orador decía el discurso de orden; algunos muchachos tenían preparadas una o dos versiones parecidas, ambas pomposas y grandilocuentes. Una de estas versiones comenzaba siempre así: “Tengo un inmenso placer y gran satisfacción...”. Terminado el discurso, se brindaba una copa de champaña acompañada de bizcotelas y comenzaba el baile a los acordes de El Danubio azul, de Johann Strauss. La fiesta podía durar hasta la madrugada. A veces había bocaditos, pero en otras ocasiones era un bufé de arroz con pollo, tallarines a la italiana, ensalada rusa y el infaltable queso de leche de grandes proporciones, regalo de la abuelita.
En una de estas fiestas recuerdo que el papá anunció: “Señores, les presento a mi hija fulanita”; pero, como se había brindado abundantemente y algunos invitados ya estaban chispos, se escuchó un grito: “¿Y a ti quién te presenta?”. Silencio en la sala, pero el viejo ni se inmutó, ordenó el vals para el baile y se guardó para sí el discurso, superando el impasse.
En otra ocasión, los músicos adelantaron el vals a la puesta de los zapatos, pintada de labios y discurso, de suerte que el orador se atolondró y sacó a bailar a la quinceañera, que continuaba descalza, y cada vez que daban vueltas le pisaba los pies y ella se quejaba: “¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!”.
Un papá atolondrado pidió a los músicos que tocaran el vals “Vesubio azul”, dejándoles boquiabiertos, pues dicha pieza no existe. Cierta noche concurrí a una fiesta de quinceañera en el chifa El Dragón Dorado. A la entrada me entregaron dos tiques de comida y dos de cervezas. Como nunca he sido bebedor, cambié los tiques de cervezas y me zampé casi de golpe cuatro sanduchitos de pernil deliciosos. Lo raro de todo esto es que me enteré por boca de otros invitados de que el papá de la