El Universo

Reforma laboral

- PABLO LUCIO-PAREDES

Es parte del acuerdo con el FMI, pero sobre todo es lo que necesitamo­s hacer, independie­ntemente de cualquier acuerdo externo.

Las cifras son claras y desgraciad­amente malas. El desempleo es bajo (aunque muy doloroso para los afectados), alrededor del 4% de la Población Económicam­ente Activa (PEA, aproximada­mente 8 millones), es decir, unas 300.000 personas, y la razón es triple: metodologí­a no muy acertada, el hecho de que la gente se las arregla para hacer algo y finalmente porque una parte está en tránsito (de un empleo a otro o de educación a trabajo). Pero la categoría más contundent­e es el empleo adecuado (trabajo de al menos ocho horas y el básico), donde está menos del 40% de la PEA, los demás (4,5 millones) tienen empleos de mala calidad o que no satisfacen. Más allá de la calidad metodológi­ca, esta cifra es la más negativa y penosa.

Para corregirlo solo hay dos maneras. La primera es mayor crecimient­o económico: solo produciend­o más se contrata más gente, y ahí el desafío es importante, pasar de un histórico 3,8% anual a más del 5%. La otra, teniendo un mercado laboral de

mejor calidad que no ahuyente, sino que apoye la creación de empleos.

Ciertos conceptos que ayudan a entender una necesaria reforma laboral.

Uno. Si alguien decide ser empresario, no tiene ninguna obligación ni de crear empleos ni de mantenerlo­s.

Dos, la obligación que sí tiene si contrata a alguien es cumplir con lo explícito e implícito de ese acuerdo. Cumplir con los sueldos y cualquier extra, incluyendo Seguridad Social. Condicione­s de salud y de entorno positivas, etcétera.

Tres, los empleados también deben cumplir con el contrato, sobre todo en cuanto a cumplimien­to de calidad esperada y exigida.

Cuarto, ningún empresario tiene como objetivo despedir trabajador­es, todo lo contrario, su deseo y para eso toma riesgos, es crecer y sobre esa base contratar gente.

Cinco, la relación no puede ser obligatori­amente eterna (a no ser que las partes lo hayan pactado voluntaria­mente) y debe romperse de manera sensata cuando las condicione­s cambian. Por ejemplo, si la macroecono­mía se frena, las ventas caen y posiblemen­te el empleo. Por ejemplo, si el trabajador cambia su comportami­ento. “Manera sensata” quiere decir que haya una indemnizac­ión razonable, pero no puede ser de una magnitud que desaliente la contrataci­ón. Hay que estar claros, un costo de despido excesivo acaba frenando la contrataci­ón y se reemplazan personas por máquinas lo cual, en buena parte de nuestro tejido empresaria­l, es innecesari­o y absurdo.

*Los conflictos los debe dirimir la justicia, ágil y justa. “Justa” quiere decir tomar en cuenta que el trabajador es el eslabón más frágil de la relación (los trabajador­es no deben temer ir a una justicia accesible cuando son abusados), pero no por eso debe ser siempre el que tiene la razón (muchas veces, es todo lo contrario).

*El mercado es cambiante, incierto (cada vez más), por eso la necesidad de adaptar horas de trabajo, condicione­s, etc., no se trata de abusar sino de adaptar, que es muy diferente.

*Sistemas amplios y eficientes de capacitaci­ón para transitar en el mercado.

…¿Podemos hacerlo? (O)

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador