Reforma laboral
Es parte del acuerdo con el FMI, pero sobre todo es lo que necesitamos hacer, independientemente de cualquier acuerdo externo.
Las cifras son claras y desgraciadamente malas. El desempleo es bajo (aunque muy doloroso para los afectados), alrededor del 4% de la Población Económicamente Activa (PEA, aproximadamente 8 millones), es decir, unas 300.000 personas, y la razón es triple: metodología no muy acertada, el hecho de que la gente se las arregla para hacer algo y finalmente porque una parte está en tránsito (de un empleo a otro o de educación a trabajo). Pero la categoría más contundente es el empleo adecuado (trabajo de al menos ocho horas y el básico), donde está menos del 40% de la PEA, los demás (4,5 millones) tienen empleos de mala calidad o que no satisfacen. Más allá de la calidad metodológica, esta cifra es la más negativa y penosa.
Para corregirlo solo hay dos maneras. La primera es mayor crecimiento económico: solo produciendo más se contrata más gente, y ahí el desafío es importante, pasar de un histórico 3,8% anual a más del 5%. La otra, teniendo un mercado laboral de
mejor calidad que no ahuyente, sino que apoye la creación de empleos.
Ciertos conceptos que ayudan a entender una necesaria reforma laboral.
Uno. Si alguien decide ser empresario, no tiene ninguna obligación ni de crear empleos ni de mantenerlos.
Dos, la obligación que sí tiene si contrata a alguien es cumplir con lo explícito e implícito de ese acuerdo. Cumplir con los sueldos y cualquier extra, incluyendo Seguridad Social. Condiciones de salud y de entorno positivas, etcétera.
Tres, los empleados también deben cumplir con el contrato, sobre todo en cuanto a cumplimiento de calidad esperada y exigida.
Cuarto, ningún empresario tiene como objetivo despedir trabajadores, todo lo contrario, su deseo y para eso toma riesgos, es crecer y sobre esa base contratar gente.
Cinco, la relación no puede ser obligatoriamente eterna (a no ser que las partes lo hayan pactado voluntariamente) y debe romperse de manera sensata cuando las condiciones cambian. Por ejemplo, si la macroeconomía se frena, las ventas caen y posiblemente el empleo. Por ejemplo, si el trabajador cambia su comportamiento. “Manera sensata” quiere decir que haya una indemnización razonable, pero no puede ser de una magnitud que desaliente la contratación. Hay que estar claros, un costo de despido excesivo acaba frenando la contratación y se reemplazan personas por máquinas lo cual, en buena parte de nuestro tejido empresarial, es innecesario y absurdo.
*Los conflictos los debe dirimir la justicia, ágil y justa. “Justa” quiere decir tomar en cuenta que el trabajador es el eslabón más frágil de la relación (los trabajadores no deben temer ir a una justicia accesible cuando son abusados), pero no por eso debe ser siempre el que tiene la razón (muchas veces, es todo lo contrario).
*El mercado es cambiante, incierto (cada vez más), por eso la necesidad de adaptar horas de trabajo, condiciones, etc., no se trata de abusar sino de adaptar, que es muy diferente.
*Sistemas amplios y eficientes de capacitación para transitar en el mercado.
…¿Podemos hacerlo? (O)