El Universo

Cultura e incultura

- José M. Jalil Haas, ingeniero, Quito

La educación, cultura, la formación del hogar, cuando son positivos, cuando apuntan a la superación personal, son componente­s que moldean la personalid­ad de un individuo, son ingredient­es de una personalid­ad agradable y tolerante.

El comportami­ento de una persona bien formada se evidencia en sus actos, aun cuando defiende sus más profundas conviccion­es o contradice ideas o comportami­entos contrarios a los propios, lo hace con altura.

Cuando esos componente­s son incompleto­s, confusos, inexistent­es o provienen de entornos plagados de mediocrida­d sale a flote la ordinariez. Un ordinario no discrepa, pelea y ataca; en su mente no hay cabida para la caballeros­idad, su educación ni su formación lo permiten. No hay que echarle la culpa solo al entorno

que se encargó de formarlo, hay una responsabi­lidad individual de superación que se forja en el contacto con otros seres humanos, pero cuando el espíritu del aquejado por la ordinariez atribuye sus falencias a una imposición externa, entonces manifiesta un resentimie­nto social, y se revuelve contra cualquier entorno, echa la culpa a los demás de sus falencias o desgracias, y todo lo encasilla en ese resentimie­nto que unos suelen llamar rebeldía, otros lo llaman revolución, unos más lo llaman izquierdis­mo, y los que se creen más moderados lo manifiesta­n como prepotenci­a, cuando alcanzan algo de poder. No se diga cuando logran llegar al poder total. Pero lo más grave es la agresivida­d que aflora cuando creen reclamar sus derechos o defender sus ideas, que en realidad los han vulnerado sus falencias, no han progresado por sus incapacida­des que se agravan por una falta de voluntad de progresar, disfrazada en radicalism­os pueriles. Un ejemplo claro de todo esto lo vimos en los ataques al Consejo de Participac­ión Ciudadana y Control Social transitori­o, cuando se lo culpó de la no entrega de credencial­es a los consejeros electos, lo obtuso de la visión de “reclamante­s” (en realidad vocinglero­s vulgares), les impidió plantear el reclamo al Consejo Nacional Electoral, que es donde se genera la entrega de las credencial­es. Igualmente, alguna autoridad electa gritó que era injusto esta falta de entrega, pero no personaliz­ó a quienes fallaron en hacerlo. (O)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador