El Universo

214 niños y jóvenes hallan alivio con terapias en unidad policial

Menores con capacidade­s especiales con programa. Ayer se inició año lectivo. Apuntes

- TERAPIAS

El niño Dustin colocaba su tórax hacia adelante para recostarse sobre la tez canela de un caballo criollo. El menor de 6 años sonreía al sobarlo con su pequeña mano izquierda, seguido su instructor Hernán Zapata lo guiaba para que se ponga erguido. Otro guía acompañaba la marcha de ambos.

Su padre Danny Salinas seguía de cerca esa práctica de una hora en los patios del club Ecuestre la Herradura, en la vía Durán-Yaguachi. Allí, 214 niños de ocho fundacione­s reciben terapias gratuitas en horarios variados de 09:00 a 17:00.

“Esto es un constante trabajo para ver resultados. Aspiro que él habla mejore es lo que más quisiera, cuando se enferma tengo que andarle tocando todito hasta que hace alguna señal”, citó Salinas al recordar como su hijo de 5 años ha tenido avances con las sesiones de Equinotera­pia. Antes de ingresar, hace dos años, el caminaba tambaleánd­ose y caía.

En medio de los trabajos de los instructor­es Zapata y Julio Yépez quienes hacen sentir el calor del equino a los jóvenes con distintos ejercicios, el teniente Cristhian Granja, comandante de la Unidad, cuenta que además se dan terapias de lenguaje, respirator­ia, ocupaciona­l bajo convenio con la U. de Guayaquil, y servidores policiales lo complement­an con hortiterap­ia y bailoterap­ia.

“Buscamos el buen vivir de estas personas, una vida más digna de personas que no tiene recursos para darles una mejorar calidad de vida y un poco de felicidad vean progreso en sus hijos”, señaló el capitán.

En total, la unidad tiene 54 equinos que además ayudan en el control de mantenimie­nto del orden, intervenci­ón rural, y apoyo en eventos masivos. Siete son para equinotera­pia.

La Unidad de Equitación y Remonta de Santiago de Guayaquil de la Policía Nacional, abrió este servicio de Equinotera­pia en 2007 con 30 niños y desde 2016 pasó a llamarse el plan ‘Cabalgando por la vida’ que ahora también se replica en Quito y Cuenca.

Franklin Ronquillo, otro joven de 30 años con Sindorme de Down, daba la mano a sus intructore­s y sobó a su caballo al terminar su sesión de terapia al paso, con un guía se movía el equino. Decía su nombre en un lenguaje entre cortado, se notaba desenvuelt­o y sonriente.

“En el entorno más familiar, es más acomedido, eso resalta en él, el caballo le da más seguridad a la que antes tenía, El llego temblando”, citó su padre quien comenta que el Estado también debería preocupars­e por centros superiores para dar una formación técnica.

En las otras terapias, por ejemplo de horticultu­ral, los niños y jóvenes mantienen limpio y siembran distintas plantas. “Ellos mismos cumplen la tarea y saben lo que hay que hacer”, señala Zapata sobre el progreso de los niños y adultos que padecen discapacid­ades como sindrome de Down, paralisis cerebral o autismo.

Tan solo en aten

ción de veterinari­a, la unidad invierte $18 mil al año, señala el comandante de la unidad, que ayer estrenó su año lectivo con la presencia del vicepresid­ente Otto Sonnenholz­ner y la generala Tanya Varela, comandante zonal 8 de la Policía. (I)

 ?? RAMÓN ZAMBRANO ?? ► Distintas terapias reciben niños y jóvenes de lunes a viernes. ► El niño Dustin recibe terapia en compañía del instructor Hernán Zapata en el club La Herradura.
RAMÓN ZAMBRANO ► Distintas terapias reciben niños y jóvenes de lunes a viernes. ► El niño Dustin recibe terapia en compañía del instructor Hernán Zapata en el club La Herradura.
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