El Universo

Almodóvar: Necesitaba hacer ‘Dolor y gloria’

El director de cine español Pedro Almodóvar llevó a este festival su reciente cinta Dolor y gloria.

- Dolor y gloria

Tan admirado como enigmático, Pedro Almodóvar ha dado el paso de abrirse en

Una manera de sacudirse el miedo a “perder la pasión por contar historias”, explicó este viernes en Cannes. Horas antes de que se apaguen las luces y empiece la proyección de la película, el director español afronta el reto con aplomo: “Voy a estar atento a cada respiració­n de esas 2.000 almas”, incluidas las nueve del jurado que podría entregarle al fin su primera Palma de Oro, después de cinco intentos frustrados. Aunque muchos apuestan porque este será su año, “eso no significa que vaya a ganar, conozco muy bien las reglas del juego” en Cannes, afirma. Cannes es una gran puerta para entrar en lo que será el camino internacio­nal de la película. Aquí sí que tomas conciencia de cómo se ve fuera. En la proyección, voy a estar atento a cada respiració­n de esas 2.000 almas que te dan mucha informació­n sobre si hay un momento en que la película no se entiende o al contrario es más intenso. Necesitaba hacerla. Ha sido una especie de bálsamo, estaba preocupado por las mismas razones que el protagonis­ta. No estaba seguro de poder hacer físicament­e la próxima película y tengo miedo de no sentir la misma pasión que he sentido hasta ahora por contar historias. El hecho de haber hecho la película significa que he superado esa incertidum­bre momentánea­mente. Era el más legítimo, muchas cosas de las que hablo las conoce de primera mano. Entendió que lo que le iba a pedir era lo opuesto a lo que le había pedido hasta ahora. No era el Banderas apasionado con ese brío y esa bravura caracterís­ticas. Su tesitura debía ser gestual, minúscula. Al principio tuve el vértigo de exponerme demasiado. Soy muy pudoroso de mi vida íntima no hablo ni a mis amigos, pero una vez que lo superé me convertí en un tema más. Aunque algunas escenas con la madre yo recuerdo escribiénd­olas llorando.

La película no hay que verla de un modo muy literal: sí que he vivido un amor truncado en un momento en que el amor estaba vivo, pero yo no he tenido esa relación de extrañeza con mi madre. Eso representa las miradas de extrañeza que yo sentía cuando era niño en el pueblo, en la familia y el colegio. Tampoco me he enamorado a los 9 años de un albañil, pero podría haberme ocurrido. Me alegra que muchos de los temas que traté en los 80 se hayan cotidianiz­ado, como las múltiples variantes de la sexualidad. Y me siento muy afortunado de haber sido joven en los 80, lo más importante fue cómo cambiaron las conductas, un país entero que pierde el miedo. El mundo ha cambiado. Una pregunta que me hacen con frecuencia es si podría hacer ahora Entre tinieblas. Esto incluye la sensación de que vivimos en un país con menos libertad de la que disfrutába­mos en los 80. (E)

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