Con botellas plásticas usadas se busca confeccionar ladrillos
solo es la comercialización del PET, sino darle valor agregado y reducir la contaminación.
Las muertes de especies marinas como ballenas, cormoranes, piqueros y delfines en todo el mundo a causa del plástico es lo que motivó a un grupo de ecuatorianos, en 2014, a crear la empresa Tritubot, para incentivar a la ciudadanía en el tema del reciclaje.
Diseñaron una máquina eléctrica, sencilla de usar, donde los usuarios reciben dos centavos de dólar por cada botella de plástico tereftalato de polietileno (PET) que reciclen.
“El aparato escanea el código de barras de la botella, la censa, la tritura y paga a la persona”, dice Marcelino Durán Barba, CEO de Tritubot.
Las dos primeras máquinas, cuyo software es 100% ecuatoriano, fueron probadas en Manta, Manabí, a finales de 2015. Los primeros resultados fueron positivos.
Pero, meses después, en 2016 se registró el terremoto de magnitud 7,8 y tuvieron que retirar los equipos debido a las circunstancias que vivió el país.
“Luego nos enfocamos en mejorar la tecnología y hacerla de punta. Nosotros desarrollamos nuestros propios programas, tarjetas, diseño. Nuestro valor agregado supera el 80% de la mano de obra ecuatoriana”, dice Durán.
Después de realizar los ajustes lograron que varias empresas se interesaran en el proyecto. El atractivo fue que las marcas podían publicitar sus logos en las máquinas.
Una de las que da apoyo a la iniciativa, desde octubre de 2018, es CNT (Corporación Na
cional de Telecomunicaciones). Luego, en noviembre de ese mismo año, se unió la estatal Petroecuador con su red de gasolineras, comenta Durán.
“Ellos apostaron a realizar una campaña publicitaria muy diferente en la que se involucra la responsabilidad social y logramos un convenio para ubicar nuestras máquinas en varias estaciones de servicio. Luego se sumaron otras empresas”. dice.
Hasta el momento Tritubot ha procesado 263.967 botellas plásticas y pagado más de seiscientos mil centavos. Cada máquina tiene capacidad de recolectar 700 botellas enteras y hasta 1.200 trituradas.
El plástico retirado del equipo es llevado a las instalaciones de la empresa en Quito, donde se procesan de nuevo hasta conseguir las llamadas escamas de PET.
En ese estado el material ya se podría comercializar, pero la idea es darle mayor valor agregado, afirma Durán. Expertos de la empresa se encuentran realizando pruebas e investigaciones para poder confeccionar ladrillos con plástico.
“Nosotros pagamos dos centavos por botella al usuario, es decir, el valor real del impuesto redimible. El reciclador de base por lo regular debe recoger entre 35 y 40 botellas para lograr un kilo y lo vende en 0,35 y 0,45 centavos a otras recicladoras, pero si se acerca a nuestro equipo va a recibir el doble de ingresos”, indica.
El ejecutivo sostiene que las empresas que decidan invertir en la iniciativa obtienen ventajas como que la ciudadanía vincule su marca con responsabilidad ambiental.
“Ellos (empresas auspiciantes) no tienen que hacer nada en los equipos ya que nosotros nos encargamos del mantenimiento, de recoger las botellas pasando un día, de ubicar el dinero, actualizamos los códigos de barras”, afirma.
Las máquinas, que actualmente funcionan en 44 puntos estratégicos del Ecuador, han recibido una gran acogida, sostienen sus creadores. En varios equipos, especialmente los ubicados en Quito, llegan a recolectar hasta cuatro mil botellas de PET en un día y los domingos es cuando se genera mayor oferta del material.
“La problemática del plástico es bastante grave en todo el mundo y Ecuador no está lejano al problema. Cuando era chico iba a las playas y estaban limpias, pero ahora cada vez que voy me encuentro con una funda, una tapa, una tarrina. Entonces queremos ayudar al reciclaje, pero con valor agregado que garantice una economía circular”, dice Durán.
Los aparatos también poseen un sistema informático que envía alertas en tiempo real a un centro de monitoreo para saber cuándo están llenas o si les falta dinero. El pago se lo realiza con monedas de uno, cinco y veinticinco centavos.