El cuento de Damaris es parte de una colección literaria nacional
Su voz se escucha con fuerza. Sabe expresarse con claridad y seguridad y al momento de hacerlo contagia esa pasión que siente por la literatura y la escritura. “Escribir es la mejor forma de sentirme libre y dejar volar mi imaginación”, dice Damaris Prado, recién graduada y abanderada del Pabellón Nacional del colegio Guayaquil.
Esta joven de 17 años, que aspira a conseguir un cupo para estudiar Medicina, es la autora de El misterio de Irene, un cuento basado en un evento real que tiene un toque de fantasía y una trama de suspenso, y que fue escogido de entre 2.368 trabajos a nivel nacional para ser parte de la colección Nuestras propias historias, compuesto por 27 cuentos que fueron escritos por estudiantes y docentes de instituciones educativas públicas.
Este concurso se realizó en noviembre del 2017, cuando Damaris cursaba segundo de bachillerato, como parte de la campaña Todos ABC, del Ministerio de Educación, que está enmarcada en el Plan Nacional del Libro y Lectura José de la Cuadra, y que busca fomentar la lectura y escritura en los alumnos.
La convocatoria fue abierta y voluntaria para colegios fiscales a nivel nacional. Según la Subsecretaría de Educación, participaron 1.580 estudiantes. En diciembre del mismo año se dieron a conocer los cuentos que fueron escogidos.
Damaris cuenta que El misterio de Irene se basa en un relato de algo que le pasó a su abuela Elsa en el pueblo Aguas Claras, en Quevedo, donde vivía con sus hijos, entre ellos Óscar, su papá. “Irene era una chica del pueblo que vivía con una tía. Se portaba mal y por eso en la casa le decían: ‘ Te va a llevar el duende por malcriada’. Un día, en el río, se encontró con un ser chiquito que le ofreció oro. Al verlo, ella se asustó y salió corriendo. El encuentro la dejó muy afectada. Esto se decía en el pueblo”, narra Damaris.
“Las cosas empeoraron a tal punto que un sacerdote fue a la casa para ‘sacarle los malos espíritus’ y ahí, delante de algunas personas del pueblo, entre esas mi abuelita, pasaron cosas sobrenaturales mientras los perros aullaban y a la chica le salía espuma por la boca (...), todo el pueblo quedó asustado por algunos años, pero nada nuevo pasó después”, añade.
Damaris se demoró una hora en armar la historia que, de todas las que su padre le ha contado, es su favorita.
La colección, que se divide en relatos de amor, vida en comunidad, leyendas y tradiciones, y vida en familia, fue entregada a colegios fiscales y está disponible en las bibliotecas del Ministerio de Educación.