Gobierno optó por diálogo pero se esperan resultados
En primer llamado a acercamientos benefició al sector empresarial, opinan analistas.
Al término del primer año de Gobierno, analistas, dirigentes sociales y detractores señalaban que el régimen del presidente Lenín Moreno no tenía rumbo político. Y argumentaban que se debía a que aún estaba en la búsqueda de acuerdos que le permitan gobernar.
Ahora, cuando está por concluir su segundo año de gestión, aseguran que el camino de la convocatoria al diálogo que finalmente escogió el mandatario aún no dio resultados.
En el 2017, el régimen convocó a un proceso de diálogo nacional; una segunda etapa se presentó hace pocas semanas como acuerdo nacional.
“Creo que un poco funcionó al principio el acercamiento con los sectores que se sentían hostigados por el gobierno anterior (...) Pero ya después de dos años creo que esa fórmula se desgastó...”, dice el consultor político Oswaldo Moreno.
Y ese desgaste pasaría por la supuesta falta de resultados que satisfagan las necesidades del ciudadano común, según el también analista Patricio Carpio, quien señala que el Gobierno ha buscado delinear un proyecto político con los empresarios y los sectores de la derecha, y ha desatendido los pedidos de otros sectores.
“Si el Gobierno dialogó con el movimiento indígena, con los trabajadores, con las universidades, no ha tenido ninguna concreción...”, dice Carpio.
El vicepresidente Otto Sonnenholzner destaca como principal logro de la primera fase del diálogo la reinstitucionalización del Estado.
Pero reconoce que quedaron pendientes temas importantes; y por ello, en la segunda se buscarán acuerdos en temas de educación, empleo e innovación, sostenibilidad y cambio climático, y seguridad ciudadana y erradicación del consumo de drogas.
Sonnenholzner, que coordina este proceso, señala que en los dos primeros años Moreno tomó decisiones acertadas que evitaron que el país se encaminara hacia una Venezuela. “La siguiente etapa es la de la recuperación económica en el nuevo modelo que ya tiene las bases cimentadas en la confianza, en las capacidades de inversión del sector privado...”.
Aunque el también analista Vladimiro Álvarez ve positivo el acercamiento del Gobierno con los sectores productivos privados y con organismos internacionales, coincide con Carpio en que el régimen debe dar respuestas concretas en temas de lucha contra la corrupción, la creación de empleo y la seguridad ciudadana.
“Si es que quiere fortalecer la gobernabilidad en el tiempo que le queda, tiene que hallar soluciones realistas, resultados (...) Y una respuesta a una pregunta que vengo haciendo desde hace algunos años: ¿dónde está la plata?”, dice.
Y esa falta de respuestas a las necesidades básicas, aseguran los analistas, habría generado una baja calificación ciudadana a la gestión de Moreno.
Las últimas cifras difundidas por las firmas Perfiles de Opi
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Se ha demostrado una mayor aproximación hacia los sectores privados de producción para de alguna manera pretender estimular la generación de mayores fuentes del empleo...”. Vladimiro Álvarez, analista
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Logramos fortalecer la democracia y la institucionalidad, las libertades... La siguiente etapa es la de la recuperación económica en el nuevo modelo que ya tiene las bases cimentadas...”. Otto Sonnenholzner, vicepresidente
nión y Click Report le dan al presidente una aceptación del 24,18% y 27,67%.
Según Perfiles de Opinión, la calificación del presidente viene cayendo desde octubre pasado. “Probablemente después de (Jamil) Mahuad, tiene la calificación más baja...”, manifesta Oswaldo Moreno.
Y es probable, avizora Carpio, que en los próximos meses haya serias confrontaciones con los trabajadores y las comunidades indígenas por las reformas al Código de Trabajo y a la Ley de Minería, en su orden.
La nueva mayoría del Gobierno en la Asamblea supondría un camino expedito a esas propuestas.
El exlegislador Virgilio Hernández, afín al expresidente Rafael Correa, asegura que el presidente ha pactado con la derecha en el Parlamento, con la condición de no investigar supuestos casos de corrupción que lo implicarían, beneficios para la banca, el reparto del Estado y la consolidación de un paquetazo del Fondo Monetario Internacional.
“Estos dos años son de retroceso para el Ecuador, de desacierto y de incapacidad en el manejo económico y retroceso en lo social”, asegura.