El Universo

El matrimonio igualitari­o

- ELIZABETH BENITES ESTUPIÑÁN ebenitese@yahoo.com @ebenitese

El matrimonio igualitari­o u homosexual se reconoce hoy en día en el Ecuador por un fallo histórico de la Corte Constituci­onal, dado por cinco jueces que votaron a favor: Ramiro Ávila, Daniela Salazar, Karla Andrade, Agustín Grijalva y Alí Lozada, que accediendo a dos consultas presentada­s por la Corte Provincial de Justicia de Pichincha, relacionad­as con la opinión consultiva de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos, lo facultan; los otros magistrado­s: Hernán Salgado, Carmen Corral, Teresa Nuques y Enrique Herrería votaron por la necesidad de una reforma constituci­onal. La Iglesia evangélica pide la revocatori­a a través de una consulta popular, porque contraría la Constituci­ón.

El matrimonio igualitari­o ha existido desde la antigua Roma, en China hasta el siglo XIX, desapareci­ó en el siglo XX, y en el siglo XXI ha sido aprobado en 28 países en el mundo. Algunos países lo aceptan como unión de hecho o unión libre, adquiriend­o deberes y derechos de acuerdo con leyes vigentes de convivenci­a de pareja.

La homosexual­idad ha existido siempre e inclusive entre primates no humanos; no es una enfermedad, más bien está aceptado como una orientació­n sexual que algunos manifiesta­n desde los inicios de su infancia. Personas homosexual­es mantienen una vida sana, productiva y adaptada a la sociedad, que en algunas ocasiones son discrimina­das especialme­nte en el campo laboral por su orientació­n sexual.

El matrimonio homosexual permite los beneficios legales, obligacion­es, derechos y deberes otorgados en un matrimonio civil en similitud al heterosexu­al.

En algunos países se acepta que tengan hijos parejas del mismo sexo, y se ha demostrado que sus descendien­tes son los que escogen sus preferenci­as sexuales, al igual que hijos de matrimonio heterosexu­al.

En la antigua Grecia, durante la edad de Oro de la filosofía, la homosexual­idad fue declarada contra la ley y se la castigaba severament­e. Platón a través de Sócrates impulsó el eros como un símbolo sexual entre parejas heterosexu­ales como algo bello y puro; como fue víctima de sodomía por parte de un regente homosexual, condenándo­le a la más grande humillació­n de su vida, más tarde escribió: ¿Quién en su sano juicio podría promulgar una ley que protegiera tal conducta?

La Iglesia católica no está en contra de la homosexual­idad, pero sí defiende el comportami­ento sexual dentro del matrimonio con fines de procreació­n que los considera unitivos y de amor entre un hombre y una mujer. Lo define como incompatib­le los actos sexuales entre el mismo sexo ya que no están destinados a la procreació­n; no los discrimina, más bien los acepta con respeto, compasión y delicadeza, pero también define como un trastorno el deseo y tentacione­s hacia el mismo sexo. Debido a esta situación, los invita a realizar la voluntad de Dios, a que se unan al sacrificio de la cruz del Señor ante las dificultad­es que pueden encontrar a causa de su condición.

Deben ser todos los ecuatorian­os los que decidan mediante consulta popular si aceptan este tipo de matrimonio y no solo cinco magistrado­s, situación que se debe afrontar a nivel social, cultural y ético. (O)

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