El Universo

En Manabí, familia mantiene el oficio de colchones de lana

Israel Quiroz y Jacqueline Salazar hacen a mano los artículos que ofertan en La Cadena.

- JORGE MARTILLO MONSERRATE JORGE MARTILLO MONSERRATE

Al pie de la carretera de La Cadena, en Manabí, diversos puestos ofrecen a los turistas sus artesanías típicas. En uno de ellos está el de la familia Quiroz Salazar, que confeccion­an, a pedido, los ancestrale­s colchones rellenos con lana vegetal (del ceibo).

Ese día ellos deben entregar un colchón de dos plazas y media al que Jacqueline Salazar de Quiroz le daban los últimos remates a punta de agujeta y piola. En estos tiempos en que los colchones están fabricados con materiales y tecnología de punta, ¿quiénes encargan colchones de lana?, le pregunto.

“Hay muchas personas que conocen el ceibo y piden el colchón de lana vegetal porque es fresco”, dice ella sin dejar de dar puntadas. Aconseja no mojarlo. “Y de vez en cuando, cuando hay bastante sol, lanzarlo al sol para que la lana despierte, se hinche. La lana con el sol se expande, porque es un capullo que se abre”, agrega.

Israel Quiroz Briones, esposo de Jacqueline, heredó el oficio de colchonero hace 25 años. Aprendió de su padre y este de los suyos. “Es un oficio antiguo, lo hacían mis abuelos”.

Afirma que siempre ha dormido en colchón de lana. “Antes el algodón se guardaba en una lona de yute, ahí le pasaban piola y encima le tiraban una sábana y ya estaba el colchón, le estoy hablando de ochenta años atrás y más”.

Orgulloso comenta que en Manabí su padre puso el actual negocio al darse cuenta de que la producción de lana de ceibo, cuya cosecha es en agosto, se perdía sin provecho.

La lana vegetal se la recoge cuando está a punto de reventar la corteza que la contiene. Es guardada en sacos. Después hay que calentarla, pero protegida por una malla para que no se vuele. La jornada empieza a las 05:00 en un cuarto pequeño y cerrado. Ahí se le sacan las impurezas hasta las 09:00.

En media hora pueden confeccion­ar el forro. Y para hacerles los puntos, en unas dos o tres horas. Eso se hace a mano con agujeta y piola de trompo. La tela es fuerte, especial para el colchón de lana de ceibo.

Sus herramient­as para coser un colchón son agujetas pequeñas y piola. Dicha tarea se realiza con un agujón de madera que tiene una punta metálica.

Quiroz cuenta que el algodón vegetal que utiliza se lo traen de Julcuy, a unos 50 kilómetros de La Cadena. Dice que un colchón de ceibo es 100% más fresco que uno de espuma.

En La Cadena, Israel trabaja con un hermano. Durante los fines de semana reciben más clientes y pedidos. Sus colchones y cojines de lana de ceibo también se venden en puestos de La Pila, zona manabita famosa por su alfarería.

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 ??  ?? ►LA CADENA, Manabí. Jacqueline Salazar y su esposo, Israel Quiroz Briones, realizan a mano los colchones de lana vegetal (algodón del ceibo), tal como aprendiero­n de sus ancestros.
►LA CADENA, Manabí. Jacqueline Salazar y su esposo, Israel Quiroz Briones, realizan a mano los colchones de lana vegetal (algodón del ceibo), tal como aprendiero­n de sus ancestros.

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