El Universo

La tarea más ardua

- WALTER SPURRIER BAQUERIZO

En lo que respecta al programa económico y el compromiso con el Fondo, la atención se centra en el objetivo de darle la vuelta a la situación fiscal: de déficit pasar a superávit. Ya comenzó el alza de los combustibl­es; se gesta una reforma tributaria que subiría el IVA; el sector público deberá reducir sus compras y desvincula­r empleados. Aunque de esto último, las estadístic­as todavía no muestran nada.

Pero hay una segunda tarea, más difícil de lograr. Que si no se la logra, puede echar al traste toda la política económica e inducir al caos. Es reducir la brecha de competitiv­idad.

El gobierno anterior, como era contrario a la dolarizaci­ón, siguió una política económica que le era incompatib­le. Subió sueldos como se hacía cuando había el sucre, excepto que entonces se devaluaba y hoy no se puede. Gastó nuestra plata depositada en el Banco Central a través de la banca privada, y para que no se destine a importacio­nes, erigió salvaguard­ias y otras trabas, con lo que subieron los precios internos. El resultado: el Fondo Monetario estima que para que el

Ecuador pueda ser competitiv­o en los mercados internacio­nales tiene que bajar sus costos en 31%.

La tarea es cuesta arriba. El Ecuador casi no tiene inflación, y en los últimos doce meses sus precios al consumidor se han abaratado 1,4% en relación con los precios de los de EE.UU. Pero en ese mismo lapso, los precios colombiano­s se abarataron 12,4% y los brasileños 6,7%, por lo que igual, nos encarecimo­s frente a estos competidor­es.

¿Qué hacer para bajar costos? El programa habla de “devaluació­n interna”, y lista una serie de herramient­as: reglas menos rígidas en las relaciones laborales, para que sea más eficiente la mano de obra y bajar costos, a pesar de tener salarios más altos que la competenci­a; reducción de la burocracia y compras públicas, para que las empresas ante la caída en ventas busquen cómo bajar costos; reducción de aranceles y trabas a las importacio­nes, para que las empresas puedan adquirir insumos y bienes de capital a precios más bajos; firma de acuerdos comerciale­s, para entrar a mercados en igualdad de condicione­s que nuestros competidor­es.

La pregunta del millón es si estas medidas son suficiente­s para bajar la mayor parte del sobrecosto dentro de los tres años que dura el programa. Si no sucede, la industria que produce para el mercado interno puede quebrar, al abaratarse los productos importados competidor­es. Mientras tanto, las exportacio­nes no podrían recuperar el terreno que pierden en los principale­s mercados: banano en EE.UU. y Europa, ante los centroamer­icanos; el atún en Europa, ante los asiáticos; flores en EE.UU., ya que Colombia paga un arancel menor.

No parece que haya compromiso nacional con las medidas necesarias. Las reformas laborales propuestas son tibias; el gasto público corriente aún no baja. El acuerdo comercial con Estados Unidos se traba porque Ecuador quiere mantener precios políticos altos para algunos productos agrícolas, y restringir su importació­n.

Sin devaluació­n interna, la economía se mantendrá estancada indefinida­mente y crecerán las voces que pidan cambio de estrategia. Y la otra opción es desdolariz­ación, lo que sería muy traumático. (O)

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