Acceder a un cupo para las universidades públicas.
do semestre del año pasado un total de 205.455 personas se postuló para ingresar a la educación superior pública, pero los cupos ofertados solo llegaron a 125.068, es decir, el 51% de la demanda.
Sin embargo, solo 96.537 aceptaron el cupo. Esto se da por casos como Shamira en que la carrera ofrecida por el ente estatal no es la deseada, el cupo es en una ciudad diferente donde se radica o porque es a través del sistema virtual.
Según Cantos, la problemática del ingreso a las universidades no es de ahora ya que no ha sido correctamente manejada a través de la historia.
“La lucha estudiantil del 29 de mayo de 1969 abre las condiciones para el libre ingreso a la educación superior, pero hay que analizar que al ser la universidad un elemento propio del Estado es el propio Estado quien refuerza la idea del papel de la meritocracia que es un concepto que se articula a partir del 69 hasta la década de los 90”, afirma.
El experto dice que el sistema meritocrático se instaura para detener la “masificación de la universidad ya que antes del 69 el ingreso era por los apellidos”.
Si bien se democratizó la educación superior a partir del libre ingreso, la universidad ecuatoriana, en la década del 70, no gozó con las rentas necesarias por parte del Estado y no tuvo la infraestructura necesaria para afrontar el aumento sustancial de estudiantes.
“(Luego de la masacre estudiantil de 1969) la Universidad de Guayaquil pasó de 5.000 estudiantes a 25.000 en prácticamente cuatro años, pero creo que para efecto de la democratización de la cultura fue importante. (...) Quizá no hubo las suficientes reformas internas para asimilar esas cosas, simplemente se convirtió en una cifra numérica”, sostenía Gustavo Iturralde, sobreviviente de aquella matanza y quien falleció el pasado 5 de junio.
Él también aseguraba que en la década del noventa la universidad pública tomó el rumbo de la privatización a través de carreras autofinanciadas y cobros por cursos de Inglés y Computación que fueron mermando el ingreso del estudiantado.
Luego con la gratuidad de la educación, declarada en el correato, se presentaron problemas como la creación del sistema de admisiones que tomó a los movimientos secundarios y universitarios totalmente debilitados, sostiene Cantos.
Pero Scarlett Tamayo, presidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE), asegura que se están organizando para “luchar” por un nuevo libre ingreso.
“Aunque el correísmo nos negó el acceso a los colegios la FESE sigue viva. Seguimos en las calles luchando por el libre ingreso, por un respeto a la libre participación y a la libre expresión”, señala.
Parte de la reactivación de la FESE sería su participación en el acuerdo por la educación impulsado por el actual Gobierno, aunque fueron “escuchados con límites”, según Tamayo.
Según Cantos, el actual panorama político y económico del Estado y la criminalización de la protesta estudiantil dificultaría una verdadera democratización de la universidad.
Mientras tanto, Shamira dará hoy por segunda ocasión el examen Ser Bachiller con la esperanza de obtener un cupo para estudiar en Guayaquil la carrera que anhela.
Estudiantes cuestionan el examen de admisión y que no tengan la libertad de escoger las carreras universitarias que ellos desean.