El Universo

‘El manual de la derrota’

- MÓNICA VAREA monica.varea@rayuela.ec @mocavarea

La pequeña maleta de mano se había dado la vuelta al mundo. Había viajado por un montón de lugares y había cambiado de dueña innumerabl­es veces. Creo que fue mi hermana Susi quien la compró y la usó varios años, en algún momento pasó a ser de mi mamá, con ella viajó a Salinas, viajó al exterior, e incluso vino múltiples veces a dormir en mi casa cargando sus pañuelos en ella. Al morir mamá, fue mi hija María Paz la que se apropió de esa maleta y hace tres años la llevó consigo a Buenos Aires, la ha traído de visita más de una vez y se la ha vuelto a llevar. Hace un par de semanas fui a visitarla y compré tantos libros que me la tuvo que prestar, así que la maleta viajera volvió a Quito. No la había guardado aun cuando tuve que emprender un súbito viaje a Guayaquil. Llegué a la Perla del Pacífico y tres amigas queridas me esperaban para festejar mi llegada. Amo estos maravillos­os encuentros a los que llamamos multicultu­rales y pluriétnic­os, abrazos, risas, charla, libros, teatro y patacones llenan mi espíritu hasta la próxima parada.

Un día después, la maleta negra y yo emprendimo­s el regreso, cuál fue mi sorpresa al ver que la aerolínea azul y grana le hiciera feos a mi maleta. Su maleta es demasiado grande para ir en la cabina, me informaron en tono agrio. Pero es la misma maleta con la que viajé antes de ayer, les supliqué. No, señora, tiene que embarcarla y pagar $ 35. Así es la vida, los patacones me los comí yo, pero quien engordó fue la maleta. El habitual maltrato de la aerolínea, que ya ni siquiera brinda aquel caramelo de leche, me sacó de quicio, por suerte El manual de la derrota, libro de cuentos de José Hidalgo Pallares, vino a mi rescate. Me lo leí de un tirón y me quedó faltando, habría querido que los cuentos de José me acompañara­n más tiempo, pero se leen rápido. Lo que sí me quedó fue la satisfacci­ón de leer un texto bien escrito.

Con un estilo llano y coloquial pero con personajes potentes, el autor nos pone a pensar sobre la vida actual; nos enfrenta a temas muy fuertes, como el suicidio, la excesiva religiosid­ad, la amistad, los desencuent­ros, las obsesiones… pero lo hace desde lo cotidiano, desde la vida misma, sin caer en un estilo sórdido y desesperan­zador; sin embargo, no por ello el enfrentami­ento a la derrota es menos profundo. Con una prosa muy cuidada José logra hacernos mirar la vida con otros ojos, los ojos del lector y economista que es. Sus cuentos están marcados por sus lecturas; y, el manejo del tiempo y ciertos diálogos sin un interlocut­or aparente, muestran la precisión de un matemático, al igual que el cuidado con que escogió los títulos y subtítulos para cada cuento. Igual esmero puso la editorial Festina Lente en su edición. No es raro que Jorge Izquierdo y Romina Muñoz nos sorprendan gratamente con sus publicacio­nes, este libro es una prueba más de ello, una verdadera joyita. Digno de leerse. (O)

... el autor nos pone a pensar sobre la vida actual; nos enfrenta a temas muy fuertes, como el suicidio, la excesiva religiosid­ad, la amistad, los desencuent­ros, las obsesiones…

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