Despierta el volcán
El libro VolcáNica: crónicas desde un país en erupción (México, Debate, 2019), de la guayaquileña Sabrina Duque –“hija de la diáspora cubana”–, confirma su talento narrativo ejercido a partir de la formación profesional del periodismo que se acendra con la sensibilidad de la literatura. Según los datos biográficos que aparecen en sus textos publicados, Duque es también una viajera que ha vivido en Alemania, Portugal, Brasil y, ahora, Nicaragua. Esta experiencia vital se palpa en la sobriedad con que aborda los temas que le salen al paso: de su experiencia reciente surge este libro sobre volcanes reales y volcanes metafóricos.
Duque llevaba más de un año viviendo en Managua, donde hacía un trabajo de reportería sobre la relación tan estrecha, y asombrosa, de los nicaragüenses con sus volcanes, cuando el 18 de abril de 2018 una erupción ciudadana empezó a agitar las calles de las principales ciudades del país. Los nicaragüenses protestaron pacíficamente en contra del gobierno abusivo y dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Una
parte de las crónicas de VolcáNica retrata el inmenso dolor que la represión brutal ha generado en miles de familias nicaragüenses que lloran a sus muertos, como si hubiera regresado la Nicaragua de los Somoza.
Hay una gran destreza en este libro, pues la historia, digamos verdadera, del modo cómo el vivir tan próximos a los volcanes ha determinado el destino de los nicaragüenses, incluso antes de la llegada de los españoles, se va fundiendo con la dura realidad de habitar un país donde hasta los bebés son masacrados por las balas asesinas de paramilitares aupados por el régimen sandinista de hoy. La valentía con que los primeros pobladores fueron conviviendo con los volcanes continúa hoy en la protesta popular. Duque ofrece a sus lectores una historia natural y una historia social presentadas en una misma secuencia narrativa.
La urgencia por escribir estas crónicas está bien resuelta por la autora, pues el libro termina en enero de 2019, pero continúa el curso de la historia de quienes decidieron enfrentar las balas con piedras. Estas son crónicas de coyuntura, pero sus sentidos van a perdurar porque la lucha social está coloreada por la manera subjetiva en que los nicaragüenses experimentan su vecindad con los volcanes. Para ello Duque apela al dato histórico y arqueológico, haciendo que circulen varias voces de especialistas en lava y lahares y ciudades sepultadas, y también pensadores universitarios que son símbolos de la lucha por la libertad.
Este notable pulso narrativo de Duque –que también es detonante en Lama , un librito de 2017 en el que ella narra un deslave en un accidente minero en Mariana, Brasil– hace de Sabrina Duque una de las narradoras más interesantes de las letras hispanoamericanas. “Comencé a escribir sobre un país lleno de volcanes activos. Y algunos dormidos. No me di cuenta de que el verdadero volcán dormido era el país. Nicaragua despertó y esa paz artificial, lograda con mano dura, se reventó como una pompa de jabón… Los nietos del sandinismo están en la calle. Se han rebelado contra el abuelo traidor”, dice. Felizmente ella estuvo allí para contar. (O)