Estudiantes de medicina
Mi etapa económicamente activa la hice en la industria farmacéutica y tuve el honor de conocer y aprender de profesionales médicos. Afortunados los ecuatorianos que tuvimos el privilegio de ser atendidos por eminencias, no doy nombres ya que puedo olvidar a algunos, pero todos en general hacían juramento hipocrático, que da la impresión de que ya muchos no lo tienen como prioridad.
El doctor le decía al paciente: “Con esta receta te curas, no te quiero ver en la consulta por la misma afección, ya que pensaría que no tomaste los medicamentos”. Ahora –con el respeto de las excepciones– citan al paciente cada diez días; pienso que cambiaron las circunstancias, antes los gastos de la consulta eran para el pago del arriendo, secretaria, luz e imprevistos, ahora son alícuotas de oficinas, enfermeras, luz con mayor consumo por la tecnología, etcétera; y por la “seguridad” del éxito del tratamiento, las visitas tienen que ser más continuas al consultorio.
Lo que me llevó a escribir esta carta es el triste ejemplo que dieron ciertos estudiantes al ponerse a la altura de personas que generalmente cogen los políticos para sus marchas que siempre terminan en tragedias.
A estos les digo que era un honor que no todo alumno tenía que hacer internado en
hospitales de prestigio como el Luis Vernaza, la maternidad Enrique Sotomayor, etcétera; era un honor que el profesor lo pusiera como ayudante en una operación y nunca se hablaba del dinero o de huelga. Pienso que esto cambió. Pensemos en lo que dijo un compañero de ellos: “somos los futuros médicos, ocupemos su lugar, no deterioremos su imagen que confunde a la gente y nos encasilla como un pendenciero más”; en esto deben estar incluidos todos los estudiantes ecuatorianos de todas las carreras.