Cruz, un ‘coach’ al frente del CPCCS
Aprobar partidas, acercarse a grupos sociales y elegir al personal han estado en su agenda.
Entre temas administrativos y acercamientos a organizaciones sociales transcurrieron los primeros 30 días del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) en manos de Christian Cruz Larrea como presidente.
Es un empresario y motivador ( coach) de 43 años, cuyo patrimonio asciende al millón de dólares. “Y un poquito más ($ 1’007.032)”, admite Cruz.
Asumió el cargo en un momento en que la imagen del CPCCS decaía por las actuaciones de quien era su titular, José Tuárez, y otros tres exvocales que fueron censurados por la Asamblea Nacional.
El reto que se ha impuesto es el de levantar esa imagen.
“Un problema es una oportunidad”, repite Cruz en las sesiones de pleno o entrevistas; y es esa motivación la que trata de transmitir a los funcionarios, a quienes los hizo participar de una ‘minga’ de limpieza y mejoras del edificio. Y, como parte de esos cambios, en varias oficinas del edificio del CPCCS se trabaja con un fondo de música instrumental.
Son las reglas de Cruz, ingeniero financiero y bursátil graduado en la Universidad Central del Ecuador, que es dueño de Grupo ACME (Armonía de Mente, Cuerpo y Espíritu), empresa de negocios (venta de franquicias), terapias de salud, enseñanza de artes marciales y consultorías, que le han permitido firmar decenas de contratos, sobre todo, con gobiernos parroquiales.
De ella son parte su esposa, Adriana Guerra –con la que tiene dos hijos–, su hermano Édison Larrea, y otras ejecutivas como Andrea Velásquez.
Los dos últimos son parte de sus asesores de despacho en el Consejo, aunque su hermano no consta en la nómina.
Su desenvolvimiento en los negocios dice que lo tiene desde los diez años cuando empezó a trabajar. “Sé cómo vender flores en la calle, y cómo desarrollar negocios. Cómo crear soluciones y cómo ganar dinero”, explica el funcionario.
Asegura que no tiene vinculaciones políticas, y descarta que después del Consejo vaya a postularse a un cargo político.
Aunque quería involucrarse en la política en el 2010, cuando postuló al concurso de méritos para el CPCCS que organizó el Consejo Nacional Electoral (CNE), y de la que fue descalificado por falta de probidad.
En las elecciones de marzo del 2019 volvió a candidatizarse y alcanzó una vocalía con 786.620 votos.
Sus batallas en el deporte las impulsó su hermano, y surgieron porque le hacían “bullying en la escuela”.
Ahora, su batalla es enfrentar a dos colectivos ciudadanos que están recogiendo firmas para impulsar una consulta popular que elimine al CPCCS; y la Asamblea Nacional, que quiere quitarle su atribución de elegir autoridades. (I)