El Universo

La ciudad y la gente

- Egda Erazo Mite, ama de casa, Guayaquil

Qué alegría la ilustre visita a nuestra ciudad del caballero Guillermo Peñalosa. Le felicito por tener una opinión tan certera y precisa de la realidad de las ciudades. Estoy de acuerdo con cada uno de los puntos que ha indicado.

Es una pena, sin embargo, que tengamos que traer a un experto que nos venga decir lo que como ciudad debemos hacer, cuando tenemos la gestión de nuestro digno exalcalde que ha sido pionera, ejemplo que ha sido replicado en otras ciudades.

Que a un extranjero sí se lo escuche, cuando tantas veces a nosotros como habitantes de la ciudad no se nos toma en cuenta ante el clamor, desde hace mucho tiempo, acerca de temas como la movilidad de los peatones y ciclistas versus la marejada de automotore­s y buses. Cuántas veces hemos reclamado acerca de las invasiones de carriles exclusivos del sistema masivo, a toda hora. Cuántas veces se ha solicitado que se sancione a los que suben a la vereda sus autos porque interrumpe­n el paso de peatones, que a más de ser ilegal es tan poco empático. Aceras ocupadas por vendedores ambulantes de caramelos, jugos, agua, frutas, cebollas, papas, comida, a lo largo de la avenida Francisco de Orellana, parque Samanes, todo sin control de nadie.

Quiero hablar sobre el tema de los parques y árboles. Parque es sinónimo de árboles, no patio de comidas, biblioteca­s, área para conciertos, etc. No al bullicio de música a alto volumen, sino al trinar de pájaros, esto pasó con Guayarte: se destruyó un sitio de descanso con el comercio, y para rematar, los que no tenemos cómo ingresar al sitio, no podemos ni de lejos ver los jardines porque fueron cerrados y debemos conformarn­os con mirar una pared pintada de colores chillones, no me parece que la ciudad gano, sino al contrario. Unos pocos ganaron.

Respecto al parque Jerusalén, la ciudad dijo no, y sin embargo no solo no se tuvo la delicadeza de detener los trabajos, sino que sigue su construcci­ón a toda velocidad. ¿La voz del pueblo no vale?

El experto sugiere plantar más árboles y muchas voces lo han dicho toda la vida, pero desde hace tiempo se ha arrasado con árboles centenario­s: para construir la Metrovía a la altura de la U. Laica; para construir la Aerovía, frente al Cementerio; se talaron los árboles de la Atarazana, en el suburbio, y muchos más.

Y ahora parece una ciudad nueva con recientes siembras de unas plantitas de árboles,

que no van a ser disfrutado­s por nosotros sino por nuestros tataraniet­os. Qué pobreza. ¡El árbol mientras más viejo, más vale y más sombra da!

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