Familia ecuatoriana se ajusta a difícil panorama que se vive en Nueva York Mauri,
de 2 años, corre por un pasillo de unos diez metros de largo por metro y medio de ancho. El sonido de su risa se cuela a los cuartos, la cocina y el baño. Marilyn, de 32 años, intenta hallar el escondite de su hijo, pero demora en hacerlo para que el pequeño sienta más emoción y termine rendido.
Así transcurre una tarde de distracción que ha programado una madre ecuatoriana para mantener ocupado a su hijo durante el tiempo de aislamiento por el COVID-19, en un edificio del Bronx, en Nueva York, Estados Unidos.
“Para mantenernos distraídos jugamos y realizamos actividades educativas con mi hijo. Ya compramos comida para unas semanas porque la situación es preocupante. Algo que nadie esperaba”, cuenta Marilyn Vallejo, quien migró hace unos cinco años al país donde vive su esposo, César Henao, un estadounidense de 31 años de origen ecuatoriano. En este departamento viven con José Henao y Lilia Troya, padres de César.
La rutina diaria cambió desde hace unas dos semanas para esta familia. Marilyn dejó de atender a sus clientes que llegaban a su domicilio por algún servicio estético y Lilia ya no va a su trabajo en el área de mantenimiento de una universidad privada.
César, en cambio, no ha parado de laborar. Él trabaja como asistente médico en una clínica que está a media hora en tren y
Pasamos todo el día con mascarilla en el trabajo. Cuando llego a casa, me saco la ropa y zapatos en el vestíbulo, luego me ducho para desinfectarme y no contagiarlos (a sus familiares) bus. “Pasamos todo el día con mascarilla en el trabajo. Cuando llego a casa, me saco la ropa y zapatos en el vestíbulo, luego me ducho para desinfectarme y no contagiarlos”.
Su preocupación radica en los más de 25 000 casos positivos de COVID-19 en el estado de Nueva York y más de 100 muertes vinculadas al virus, que afecta en su mayoría a adultos mayores, como José, quien se jubiló hace varios años y que por seguridad no ha salido del edificio, aunque siente la necesidad de hacerlo para distraerse. “Mi papá tiene enfermedades preexistentes, tiene un marcapasos. Está en alto riesgo si se expone al virus, por eso los cuidados que llevamos”, dice César, quien espera que el aislamiento ayude a bajar la densidad de los contagios.
“