Derrotemos la pobreza
El economista Alberto Dahik Garzozi –EL UNIVERSO, 19 marzo 2020– expresa preocupación para derrotar la pobreza. Me permito algunas reflexiones: Jiddu Krishnamurti en su conferencia en NN. UU. manifestó: “Vivimos un mundo cínico, sin compasión, los seres humanos están destruyéndose, generando el caos. Qué le ha pasado al cerebro del hombre, con tantos años de experiencia seguimos odiándonos comprometidos con el tribalismo?”.
El 1 % de la humanidad es dueña del 95 % de la riqueza mundial. La mayoría de los seres humanos nacen en la miseria, y a consecuencia de ello no tienen opción para su desarrollo corporal, psíquico, intelectual y espiritual; están predeterminados no a ser pobres sino miserables. Cómo pedirles a estos seres humanos “un sostenido esfuerzo y sacrificio” a nombre de la sociedad (?), peor aún hacerles “entender y aceptar” la imposición de las reglas dictadas por esa selecta minoría que detenta los poderes manifestados en tratados financieros, comerciales, sanitarios, laborales, tecnológicos, armamentistas, etc.
La estructura global mencionada es replicada en más o en menos todos los países del universo. América del Sur no es la excepción; basta recorrer algunas de las publicaciones de la Cepal, en las que se remarcan características de concentración de la riqueza y total falta de equidad en su redistribución.
Es urgente cambiar el modelo económico neoliberal-especulativo y aplicar un modelo “humanista-solidario” que garantice la creación de emprendimientos asociativos que cubran a los habitantes de todas las parroquias rurales y urbanas, dotándoles de asistencia técnica adecuada, recursos financieros a tasas de interés del 3 % y garantías asociativas. Porque al individuo no hay que regalarle el pescado, sino enseñarle a pescar. Otorgarles educación dual desde la primaria hasta la técnica, con especialización en la aptitud de su territorio. Primordial énfasis se otorgará a la Reforma Tributaria, que garantizará el patrimonio privado, así como la equidad.
Finalmente, a fin de rehumanizar a la academia y al sector empresarial, estos deberían generar redes de solidaridad con voluntariado, copando los territorios más necesitados para vencer ese gran mal llamado pobreza. (O)