Quito vive su encierro y virus ya es comunitario
Especialistas dicen que las familias deben crear cercos de bioseguridad en los hogares.
A poco más de una semana de emergencia sanitaria a nivel nacional por el coronavirus, Quito ya registra un estado de contagio comunitario; es decir, que el riesgo ya no lo corren solamente quienes llegaron de otros países, sino la población en general, debido a que los potenciales portadores estarían fuera de ese círculo inicial.
Así lo confirmó ayer la secretaria de Riesgos, Alexandra Ocles, en su informe oficial, en el que informó que en la provincia de Pichincha se habían registrado 99 casos positivos. De ellos, se contabilizaron 92 en Quito; 6, en el cantón Rumiñahui, y 1, en Pedro Vicente Maldonado.
Oswaldo García, presidente del Colegio de Ingenieros Químicos de Pichincha, explicó que al estar en un estado de contagio comunitario, la población debe tomar medidas de bioseguridad en los hogares, principalmente, pues las casas de salud tienen ya parámetros a seguir.
Insistió en poner especial atención en las personas que salen a hacer las compras, que deben desinfectar con cloro la ropa y calzado con los que salieron de sus casas, y en lavar los alimentos con agua hirviendo, entre las principales medidas.
Por otra parte, si bien el Ministerio de Salud ha coordinado protocolos en los hospitales de la capital, entre los pacientes y usuarios existe inquietud sobre la prioridad que se está dando a enfermedades que no tienen que ver con el coronavirus y el COVID-19.
Por ejemplo, el hospital Carlos Andrade Marín, del IESS, emitió un comunicado para informar que por el toque de queda (de 14:00 a 05:00) atenderá desde las 07:00 hasta las 12:30 a quienes padecen enfermedades catastróficas y raras y que requieren consulta médica: además que para el retiro de medicamentos pueden ir familiares con su cédula y la del paciente.
En las unidades de salud también hay preocupación por el posible contagio. El hospital público Baca Ortiz informó de dos casos positivos entre su personal médico.
En las calles de la capital, el aislamiento se cumplió en gran medida, con excepción de ciertos sectores donde aún hay riesgo por concentración de personas, como los mercados. Sin embargo, la Policía y los agentes metropolitanos mantienen un fuerte control para evitar aglomeraciones y permitir el abastecimiento de las familias de manera ordenada.
El transporte público sigue suspendido y solo se han habilitado buses para el recorrido del personal de salud y de sectores claves en la emergencia sanitaria.