‘Es lo que Argentina puede cumplir’, dice mandatario
Argentina está luchando para evitar ingresar en un complicado default al mismo tiempo que combate una recesión acompañada de una elevada inflación, tratando de tranquilizar a inversores nerviosos que ven cómo hace dos años la nación ingresó en crisis.
El país, que a fines del 2019 acumulaba una deuda total de $323 000 millones, anunció el plan de reestructuración de deuda que ofrecerá a sus acreedores internacionales, que incluye un importante recorte a cupones y una moratoria de tres años sobre pagos.
El plan, presentado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, consiste en una reducción en el pago de intereses del 62 % equivalente a $37 900 millones y reducción de capital del 5,4 % por $3600 millones. La oferta contempla un periodo de gracia de tres años y empezar a pagar en 2023 con interés del 0,5 % que irá creciendo.
“Es lo que Argentina puede cumplir. No estamos firmando cheques en blanco ni papeles que no vamos a poder cumplir”, advirtió el presidente Alberto Fernández desde una residencia fuera de la capital.
El anuncio se produce con el país bajo una cuarentena obligatoria debido a la pandemia de COVID-19 que ha empeorado todas sus variables económicas. Profundizó la recesión, aceleró la inflación –que en marzo fue del 3,3 %– y se deterioró la situación del 35,5 % de la población que estaba en la pobreza antes de la aparición del virus.
La oferta debería ser aceptada por el 70 % de los inversores. El Gobierno dio un plazo de 20 días. Si la propuesta no logra ese nivel de acatamiento, Argentina se encaminará hacia una cesación de pagos, la segunda en 20 años.