Delivery Guys
“Están de moda. Son el servicio no relacionado con la salud, más solicitado en esta crisis. Nos referimos obviamente a las plataformas tecnológicas de entrega a domicilio, o delivery, como los llama la mayoría.
En la industria que nos compete, de la restauración, muchas compañías proveedoras de restaurantes están reduciendo sus precios o efectuando concesiones, como, por ejemplo, ciertos servicios financieros, empresas promotoras de bienes raíces, dueños de predios y locales, servicios profesionales, y en la mayoría de casos hasta los mismos empleados, lo cual demuestra un compromiso con su cliente o empleador, con su bienestar y futuro. Una parte de la industria entendió que está en el mismo barco, y que si el restaurante no sobrevive, ellos tampoco.
Claro que esto contrasta con muchos precios de materias primas y productos que lógicamente han aumentado por los problemas logísticos y de abastecimiento producidos por la pandemia. Sin embargo, hay posturas distintas, flexibles las anteriores, y otras inflexibles.
Las plataformas o aplicaciones de delivery son el único medio para los restaurantes que no tenían un servicio propio de entregas a domicilio establecido de poder mantener sus operaciones parcialmente abiertas. Sin duda son una gran alternativa para el consumidor. ¿Pero lo son hoy para los restaurantes?
La utilidad de un restaurante promedio, antes de impuestos, es en nuestro país entre el 15 y 35 % de sus ventas, dependiendo de sus economías de escala, eficiencia, apalancamiento, etc.
En tiempos normales, el precio de lista que las aplicaciones con mayor participación y control de mercado cobran a los restaurantes por su uso es el 25 % de las ventas. Si consideramos los márgenes de la industria será claro que habrá un porcentaje que no podrá costear este servicio, y para los que puedan les significará probablemente el 50% de las utilidades generadas con tales herramientas.
Los restaurantes que han estado trabajando con servicio a domicilio no propio, sino vía plataformas, hoy enfrentan un problema distinto: al no poder diluir los costos fijos en la operación regular, añadiendo el aumento de costos variables que la crisis ha traído consigo, probablemente ya no podrán pagar el alto precio de estas aplicaciones, cuyo costo puede significarles quizá toda su utilidad.
El sector de la restauración es uno de los más golpeados por esta crisis. Necesita una especie del New Deal norteamericano de los años 30; esta vez no con la participación del Estado como agente económico, pues no tiene los recursos, sino creando un nuevo marco jurídico para que las pequeñas empresas privadas puedan salir adelante solas. Puesto que solas están.