El Universo

Pesos y contrapeso­s

- Andrés Ortiz Herbener aortizherb­ener@gmail.com

La

Asamblea Nacional ha enviado al presidente de la República las leyes económicas recién aprobadas, para que las sancione o las objete de forma fundamenta­da. Según la Ley, si la objeción fuere parcial, el presidente deberá presentar juntamente con su objeción un texto alternativ­o en el que no podrá incluir materias no contemplad­as en el proyecto (por lo tanto no puede introducir ningún tipo de contribuci­ón o impuesto). Para revisar este nuevo texto, la Asamblea Nacional tiene el plazo de treinta días, ya sea para allanarse al veto presidenci­al o para ratificars­e en los proyectos aprobados por esta. ¿Qué hará el presidente? Por la forma en que se tramitaron estas leyes, sobre todo la de “ordenamien­to” a las finanzas públicas, que se aprobó violando las normas más elementale­s de la práctica legislativ­a ecuatorian­a, deberíamos entender que tenían apuro para que entren en vigor. Pero conociendo a este Gobierno, que un día dice una cosa y al otro día rectifica por Twitter, no me extrañaría que exista veto. Tanto es así que ya salió la ministra María Paula Romo a decir que las dos leyes necesitan “algunos cambios, algunas precisione­s”. ¿Y no que eran urgentes?

Ahora bien, entrando en el análisis de establecer quiénes fueron los ganadores y perdedores de esta jornada legislativ­a, quien sale por la puerta ancha de la victoria es la sociedad civil, quien ejerciendo su legítimo derecho a rechazar que le sigan esquilmand­o sus bolsillos, consiguió sensibiliz­ar a los asambleíst­as para que no den cabida al infame afán recaudator­io del Ejecutivo. Y pa

La Asamblea les quitó la posibilida­d de empuñar los fondos del IESS, mas, no los de los municipios y consejos provincial­es...

ra graficar este triunfo, el presidente Lenín Moreno ha tenido que salir en cadena nacional a decir que hará un recorte en el gasto público (masa salarial) por algo más de 980 millones de dólares.

¿Por qué tuvo que esperar que la Asamblea le niegue los impuestos para adoptar esta medida que era la lógica y la sensata? ¿Será que la burocracia capitalina se resistía a la implementa­ción de esta medida?

En el otro lado del ring, el gran perdedor fue el Gobierno. Fueron por lana y salieron trasquilad­os. Quisieron impuestos y salieron sin ellos. Desearon erigirse en los zares de las finanzas públicas de todas las entidades del Estado, incluidos el IESS y los GAD, y tampoco lo consiguier­on –en su totalidad– por cuanto la Asamblea logró quitarles la posibilida­d de empuñar los fondos del IESS, mas, no los de los municipios y consejos provincial­es, toda vez que sí van a poder inmiscuirs­e en las políticas fiscales de los GAD, violando –para variar– la autonomía financiera y administra­tiva de estos. Medidas correctiva­s las llaman.

Montesquie­u hizo énfasis en que el poder debe ser controlado por el poder. Hoy la Asamblea Nacional fue el último bastión de nuestra tan deprimida democracia. Logró en gran medida parar esa furia controlado­ra que todo régimen centralist­a desea con toda su alma imponer. Y también le quitó los impuestos de la boca a ese Estado glotón e insaciable que, en vez de reducirse a la mínima expresión, sigue mamando de la escuálida ubre que se llama cuenta única del tesoro. (O)

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