Justicia indígena a cuatro extranjeros que hacían de coyoteros en frontera norte
Población en Ipiales, en Colombia, tomó medidas luego de ver la migración ilegal y el peligro que existía.
Cuatro ciudadanos venezolanos que venían ejerciendo la trata de personas en el Resguardo Indígena de Rumichaca, en Ipiales, frente a Tulcán, frontera colombo-ecuatoriana fueron juzgados por la legislación nativa de esa zona.
El hecho se registró la noche del pasado miércoles, en ese lugar ubicado a 2 km del puente internacional de Rumichaca. En esa jurisdicción los indígenas decidieron facilitarles, días atrás, un terreno para que viva, cerca al río que hace de límite binacional Carchi–Guay tara.
La ubicación estratégica fue aprovechada por los migrantes para convertir a ese territorio limítrofe en un cinturón para movilizar por el afluente de forma irregular a extranjeros que venían o iban hacia el Ecuador a cambio de dinero, dijo el dirigente Marco Fuel Chambud.
Allí ante los abusos que venían cometiendo los foráneos, las autoridades decidieron primero advertirles colocando carteles en las casas y postes de energía en los que rezaban decretos de convivencia y de la ley indígena.
Con el paso del tiempo forasteros comenzaron con armas blancas a amedrentar a la población y a tomar posesión, algo que obligó a los dirigentes a tomar medidas y colocar nuevos anuncios indicándoles que no los querían allí.
Ante los excesos que cometían y molestos porque estaban convirtiendo al cabildo en zona ilegal, la guardia indígena y comuneros optaron por capturarlos y aplicarles los usos y costumbres a los cuatro integrantes.
Los llevaron hasta el corazón del poblado, donde frente a la gente fueron azotados. Los obligaron a acostarse boca abajo sobre la calzada y con un cabestro, el máximo dirigente del cabildo les proporcionó cuatro azotes en la nalga a cada uno.
En el cierre del viaducto binacional proliferó este delito, generando temor. (I)