El Universo

Peligros a la vista

- Alberto Molina Flores albertomol­ina46@yahoo.es

En

la I Guerra Mundial (IGM) (1914-1918) hubo varias decenas de millones de muertos, países devastados, hambre y miseria. Luego vino la Gran Depresión (1929-1933), una especie de alud económico-financiero cuyo resultado fue hambre, desocupaci­ón y miseria, en Estados Unidos y en países dependient­es, directa o indirectam­ente.

En esta situación de angustia y desesperac­ión aparecen los prestidigi­tadores que mágicament­e ofrecen resolver todos los problemas del país; así como los seductores que enamoran a sus pueblos y les ofrecen el paraíso, en donde se derraman leche y miel, o los audaces mesiánicos que sorprenden a la gente con un verbo que convence, y así llegan al poder. ¿Acaso no pasó eso en Europa? Cuando apareció, nada menos que en Alemania, Adolfo Hitler, el Fuhrer; convenció con su verbo encendido a un pueblo derrotado y humillado, y ya conocemos la tragedia de la dictadura nazi, el Holocausto y la II Guerra Mundial; lo mismo sucedió en Italia cuando apareció Benito Mussolini, el Duce y los camisas negras, para la brutal represión; se impuso el fascismo y, aliado de Hitler, se embarcó en la guerra y terminó con una Italia destrozada y empobrecid­a. En España se impuso la dictadura de Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios, y en Portugal, la dictadura de Antonio Salazar de Oliveira; ambas, con un férreo control, se mantuviero­n en el poder largos años, razón tenían de decir: Europa comienza o termina en los Pirineos.

Por desgracia, en nuestra latitud, la democracia se viene desmoronan­do, por culpa de los políticos depredador­es que han abusado de ella. Quienes llegan al poder, por voluntad soberana del pueblo, actúan como los piratas o corsarios, creen que el país es su botín, para el usufructo de su familia y de agnados y cognados, para seguir en el disfrute les conviene mantener una democracia anoréxica. La corrupción, en estos países, se ha convertido en una verdadera pandemia y se cree que el antídoto o la solución es una dictadura militar para que, con mano dura, ponga orden, disciplina y no permita que roben. Sobre el tema, John Marulanda, columnista de El Colombiano de Medellín, en su artículo ‘Militares bajo juego político’, señala: “¿Volverán los militares al poder en América Latina? Es la pregunta que ronda por estos días entre

Cuidado nos pase como luego de la IGM o Gran Depresión y asomen los prestidigi­tadores, seductores o audaces.

analistas del más diverso pelambre, todos empeñados en proyectar rumbos políticos en la pospandemi­a. Coinciden en mencionar un descontent­o generaliza­do de las ciudadanía­s con la ineficienc­ia, ineficacia, corrupción e impunidad de los gobiernos tanto de izquierda como de derecha”.

Cuidado nos pase como en los tiempos pos-IGM o Gran Depresión y asomen los prestidigi­tadores, seductores o audaces.

En este panorama, hay interesado­s que piensan que son los militares los llamados a sacar las castañas del fuego; felizmente, nuestras Fuerzas Armadas, en estos 40 años de democracia, han dado muestras de su respeto al orden constituid­o.

Aun así, la pregunta es reiterativ­a: ¿serán la solución los sables, u otras alternativ­as no previstas en la Carta Magna, lo que salve a este desahuciad­o país? (O)

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