Las vacunas se compran con anticipación, aunque aún no estén certificadas
La compra de vacunas para la red pública de salud de la región se hace a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) por motivos de transparencia. Así 41 Estados y territorios de América no tienen contacto directo con las farmacéuticas que las fabrican.
El objetivo es que los miembros de la OPS combinen sus recursos para adquirir vacunas al precio más bajo con la economía de escala que permite las compras al granel.
El fondo común incluye una línea de crédito que permite a los países pagar en un plazo de 60 días posterior al arribo de los productos biológicos.
Las naciones demandan con hasta un año de antelación las dosis que requerirán de acuerdo con su perfil epidemiológico y el cuadro de inmunización (número de veces que se suministra). De ahí que urge planificar las del COVID-19, cuya vacuna está en proceso.
Las donaciones son otra forma de acceder, como cuando la OPS dio al país kits de diagnóstico del coronavirus en marzo pasado. El mecanismo de certificación de las vacunas toma en cuenta las aprobaciones que da la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y la Agencia de Europea de Medicamentos de la Unión Europea (UE).
Ecuador compra las dosis de vacunas para 200 000 nacidos vivos al año.
La OPS tiene un fondo rotatorio que incluye un listado de las precalificadas por la OMS. “Las vacunas que tienen un buen perfil de seguridad y de efectividad entran al listado y los países de América Latina tienen la posibilidad de seleccionar las que son más prioritarias para sus sistemas de salud. Con la del COVID-19 se está acelerando el proceso”, dice Tamara Rosales, infectóloga y gerenta médica de vacunas de GSK (GlaxoSmithKline).
El financiamiento listo para ser usado debe ser una previsión del Ecuador para acceder a la vacuna del COVID-19 que está en análisis, indica Luis Sarrazín, exministro de Salud.
Él recuerda que cuando culminaba su periodo porque entraba el nuevo presidente de la República electo, León Febres-Cordero en 1984, se dio la amenaza del sarampión en el país, por lo que destinó un fondo de $200 000 que depositó en el banco de vacunas en Washington de la OPS para asegurar el lote que se iba a requerir.
“Lo que se hizo fue disponer de esos ahorros y enviarlos para tenerlos allí a buena cuenta y que cuando llegue el nuevo ministro de Salud del Ecuador y necesite pedir una cantidad importante de vacunas contra el sarampión ya tenga en el chanchito el fondo depositado para la compra”, agrega.
Se trató de dosis ya certificadas por la OMS. Sin embargo, Sarrazín advierte que antes de todo “hay que esperar que (la vacuna del coronavirus) salga para tener acceso a ella, mientras no esté en fase de comercialización probada con todas las seguridades, pues todo lo demás es teórico”, dice.
Si la OPS se encargará de la distribución de la vacuna del COVID-19 en la región lo hará de acuerdo con las necesidades y los recursos económicos que disponga cada país, señala Sarrazín, o se puede asegurar la compra de forma directa: “Brasil
Las vacunas deben entrar a fase de comercialización para que sean vendidas.
ha hecho una precompra a la Universidad de Oxford”, dice.
Francisco Andino, exministro de Salud, recomienda prudencia antes de suministrar las dosis, observando los resultados en otros países. “Cuando fui ministro (en 2003) implementamos la pentavalente en el programa ampliado de inmunizaciones, con ello incluimos la prevención de la hepatitis b que aún se aplica, entonces hay que revisar bien todo el proceso”, dice. (I)