Futuro es incierto
No se puede definir el futuro de nuestro país, ya que en los actuales momentos tenemos dos puntos abiertos, uno de la pandemia, y el otro de la corrupción, que como no se la detectó a tiempo será complicado parar los casos que recibimos en herencia del anterior Gobierno después de 10 años de sufrimiento, incompetencia y sometimientos; debido a lo cual la prensa no podía hacernos saber toda la verdad por las complejas trabas que le ponían, y las amenazas de inmediato que sufrían sus colaboradores a cualquier nivel, que se atrevieran a protestar sabiendo que ese mandatario sea capaz de meterlos presos o invitarlos a una pelea desigual, contando él por lo menos con 100 guardaespaldas.
Pensamos que esos tiempos habían terminado, pero eso lamentablemente no fue así, el actual Gobierno recogió rezagos del anterior, colaboradores que llevaban como insignia las enseñanzas del anterior y que con el tiempo tuvieron que sacarlos de sus puestos, ya que solo eran un camino para el fracaso. Después de haber sufrido las consecuencias del sismo del 2016 en Manabí, que fue asimismo mal atendido el problema, tenemos ahora la pandemia de un nuevo virus que se está haciendo difícil descifrar no solo en nuestra país sino en todos los países del globo. Por lo tanto, duro trabajo le toca al Gobierno y sus colaboradores, pensado en el malestar ciudadano por la falta de escrúpulos y corrupción de mucha gente; y por el miedo a la enfermedad de coronavirus, por vivir disfrazado con mascarilla para evitar enfermarse, pero viéndose obligado a ir a trabajar debido a las necesidades económicas que deberían ser atendidas por los gobiernos locales o central, pensando que muchos ciudadanos no están capacitados sino para ejercer trabajos menores en día a día para vivir y alimentar a sus familias. (O) Édgar Juan Diminich Miranda, ingeniero civil, Guayaquil