Calamares gigantes serían pescados localmente para su venta en mercado chino
La emisión de un acuerdo ministerial que autorice un cupo de pesca para esa especie está en marcha y su publicación no pasaría de octubre próximo. El sector pesquero analiza el ingreso a la actividad y la inversión que requerirá en barcos.
El canciller Luis Gallegos habló hace poco de esta alternativa y se prevé que ya el próximo mes se firme un acuerdo ministerial que autorizaría un cupo de pesca de calamares gigantes con miras a venderlos en mercados chinos. El presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, Bruno Leone, indica que “la idea es que a partir de la normativa haya gente interesada que pueda pensar en reconformar barcos o traer algún barco para pescar ese recurso. Añade que la flota ecuatoriana atunera tiene 115 embarcaciones y sumando a los barcos de pelágicos pequeños y otras naves llegan a 569. Esas 115 embarcaciones representan el 85% de la pesca total del país y son barcos de entre 38 y 40 años que ya están al término de su vida útil. La pesca de calamar representaría una inversión en barcos de alrededor de $ 8 millones si son de segunda mano, explica.
Los preparativos, por lo menos en el marco legal, para que la flota pesquera ecuatoriana esté habilitada para iniciar la pesca de calamares gigantes con el fin de venderlos a China están en marcha y se proyecta la expedición de un acuerdo ministerial que autorice un cupo de pesca para esa especie, cuya publicación no pasaría de octubre próximo.
Esto, después de que el canciller Luis Gallegos sugiriera esta alternativa y asegurara que existe interés en la industria y también mercado.
Según cifras de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), Ecuador exporta al año $ 1.600 millones en diferentes productos pesqueros, de los cuales el 85 % es atún, y genera más de 200.000 plazas de empleo entre la industria y artesanales.
Pero ¿qué tan factible es que la flota pesquera ecuatoriana se adapte a este nuevo arte de pesca y cuánta inversión sería necesaria para esto?
Guillermo Morán, director de Tuna Conservation Group (Tunacons), que agrupa a Negocios Industriales Real (Nirsa), Eurofish, Grupo Jadran, Servigrup y Trimarine, ve dos alternativas.
Una es adaptar o modificar cierta parte de la flota que tenga capacidad ociosa que no se usa para el atún, para hacer una pesquería polivalente o hacer barcos nuevos, ambas generarían costos de inversión.
“Esto ya existe en Perú, hacen pesca de dorado en una temporada y esos mismos barcos pescan calamar gigante en otra época del año”, menciona Morán, quien señala que la segunda opción es lograr una asociatividad entre barcos pesqueros extranjeros y la industria nacional.
Explica que esta asociatividad consistiría en que el producto que es pescado por estas flotas extranjeras: chinas, coreanas, taiwaneses, entre otras, pueda ser procesado en las plantas ecuatorianas.
Añade que a diferencia de modificar embarcaciones, el marco legal para las asociatividades con flotas extranjeras ya existe en la Ley de Pesca y Acuacultura, y se puede ejercer inmediatamente.
En tanto, Bruno Leone, presidente de la CNP, indica que fueron los sectores productivos los que solicitaron a la autoridad que se desarrolle la normativa. “La idea es que a partir de la normativa haya gente interesada que pueda pensar reconformar barcos o traer algún barco para pescar ese recurso”, explica el dirigente, quien señala que la flota ecuatoriana atunera tiene 115 embarcaciones y sumando a los barcos de pelágicos pequeños y otras naves llegan a 569.
Sin embargo, esas 115 embarcaciones que representan el
La flota atunera local tiene 115 barcos, pero no sirven para la pesca del calamar.
85 % de la pesca total del país son barcos de entre 38 y 40 años que ya están al término de su vida útil, reconoció Leone, quien agrega que el costo de un barco típico es de alrededor de $ 29 millones (25 millones de euros) y $ 34 millones (30 millones de euros) y no existe financiamiento para ello.
Sobre el calamar indica que también representaría una inversión en barcos de ese tipo, que de segunda mano costarían alrededor de $ 8 millones.
Esto, porque los barcos con los que cuenta la flota pesquera ecuatoriana no sirven para el calamar, pues las artes de pesca son diferentes, asegura Leone, quien añade que el calamar es un recurso de aguas frías que llega a nuestras aguas entre julio, agosto y septiembre.
Por su parte, Roberto Aguirre Román, presidente ejecutivo de Nirsa, no descarta la posibilidad de incursionar en la pesca de este recurso.
“Nos parece acertado que la industria pesquera ecuatoriana invierta en la pesca de calamares gigantes, en los mares de aguas internacionales del Pacífico Oriental, no solamente frente a Ecuador, sino también frente a aguas de otros países”, dice el empresario, quien citó el caso de Perú, que tiene una fuerte exportación de calamar gigante, que se dirige al mercado de la Unión Europea.
“Si China envía su flota a aguas distantes, como las del Pacífico Oriental, quiere decir que es un buen negocio, entonces por qué no hacerlo los ecuatorianos, es preferible que lo hagan las compañías de nuestro país”, añade el presidente ejecutivo de Nirsa. (I)