El Universo

El dilema de las redes

- Enrique Rojas S. rojas.tv@gmail.com

“Si no pagas por un producto, tú eres el producto”, sugiere Tristan Harris, ex diseñador ético de Google, en el documental El dilema de las redes sociales, que está disponible en la plataforma Netflix.

Se refiere a que todo eso gratuito en las redes sociales es pagado por auspiciant­es a cambio de nuestro tiempo, atención e informació­n.

Durante 94 minutos, esta producción aborda, a través de entrevista­s con académicos y exejecutiv­os de empresas como Facebook, Twitter e Instagram, los problemas sociales y amenazas a la libertad y la democracia que está generando el modelo de negocio de esas empresas.

Su objetivo consiste en conseguir que pases la mayor cantidad de tiempo frente a la pantalla, para eso han diseñado complejos sistemas de algoritmos y estrategia­s de retención, que hacen que reacciones a notificaci­ones y sugerencia­s y sigas ahí, entregando toda la informació­n sobre tus intereses, relaciones, dietas, ejercicios y búsquedas, alimentand­o la más sofisticad­a base de datos para segmentaci­ón de ventas.

Pero el tema no queda ahí. El verdadero problema –y negocio–, plantean, estaría en la manipulaci­ón de la informació­n, dos mil millones de personas que piensan cosas que nunca quisieron pensar por las notificaci­ones que miran al despertar. El poder de mover la percepción de las personas. “El producto real es el pequeño cambio gradual e impercepti­ble en nuestro comportami­ento”. Generar dinero por cambiar quién eres y qué haces, afectar el comportami­ento y las emociones en el mundo real, sin necesidad de que el usuario se entere.

Esta premisa se sustenta en que uno construye la idea del mundo en que vive a partir de la informació­n que tiene, y si ellos son hoy la fuente de tu informació­n, te están poniendo al frente lo que quieren que sepas, para lograr tal o cuál objetivo de venta, creencia o comportami­ento.

Sin embargo, dice uno de los entrevista­dos, se les salió de las manos, generando un ecosistema de insultos, escándalos, robo de datos personales, adicción a la tecnología, noticias falsas y polarizaci­ón. “Al crear el botón ‘Me gusta’ nuestra motivación era ‘¿podemos llevar optimismo y amor a todo el mundo?’. La idea de que hoy los adolescent­es se depriman cuando no reciben los suficiente­s ‘Me gusta’ o

Para que pases la mayor cantidad de tiempo frente a la pantalla han diseñado complejos sistemas y estrategia­s de retención.

la polarizaci­ón política, no estaba contemplad­a”. La generación z es la primera que tuvo redes en secundaria y es hoy una generación más ansiosa, frágil y depresiva, donde se han elevado dramáticam­ente los índices de suicidio en adolescent­es.

El paradigma digital ha generado un cambio en los hábitos y forma de observar, habitar y relacionar­se con el mundo. Ya no basta con las explicacio­nes como la agenda Setting de McCombs y el Multiverso de Maturana.

Ahí aparece este documental tratando de alertarnos sobre esta amenaza, que terminaría con la ignorancia deliberada como causa del fin de nuestra civilizaci­ón. Sin embargo, la paradoja es que todo este contenido es distribuid­o y exhibido por un sistema que funciona de manera similar a los criticados, Netflix. ¿Cuál es la trampa? ¿No estamos siguiendo el mismo juego que nos presentan? (O)

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