El Universo

No es equitativa la toma de pruebas COVID-19 en el país

Guayas está entre las provincias con menos pruebas procesadas por número de habitantes, así como Manabí, Los Ríos, Chimborazo y Santa Elena. Morona Santiago y Galápagos tienen más.

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Las pruebas para diagnostic­ar COVID-19 no se distribuye­n en el país de manera uniforme. Morona Santiago y Galápagos registran más exámenes PCR por persona, mientras que las provincias peor testeadas son Santa Elena, Chimborazo y Los Ríos. Así lo muestra un análisis realizado por EL UNIVERSO a las cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública (MSP).

En Morona Santiago se procesaron 51 pruebas por cada mil habitantes hasta el jueves pasado, y en Galápagos, 45. En

A nivel nacional preocupa que hay cerca de 67.000 pruebas represadas.

contraste, en Santa Elena se procesaron 9, y en Chimborazo y Los Ríos, 11. Les siguen Guayas y Manabí con 14 pruebas por cada mil habitantes.

La diferencia entre Morona Santiago y Santa Elena es casi de cinco a uno. Es decir, por cada cinco moronenses que accedieron a una prueba PCR, apenas un santaelene­nse pudo hacerlo. Esto, pese a que la provincia costera sufrió una mayor afectación del virus, sobre todo en marzo y abril.

El análisis se hizo con base en el número de exámenes positivos y negativos publicados por el MSP en cada provincia.

No se tomaron en cuenta los resultados “probables”, pues el Ministerio ya no publica esa cifra. Tampoco da a conocer cuántas muestras se han tomado por provincia.

Este Diario solicitó una entrevista a las autoridade­s del MSP, sin lograr respuesta. La iniciativa privada ha sido clave en el testeo de Morona Santiago y Galápagos. Universida­des, organizaci­ones sociales y empresas privadas han colaborado con especialis­tas, equipos e insumos para hacer pruebas en esas provincias.

En Morona Santiago, la Universida­d de Las Américas (UDLA) y la Universida­d San Francisco de Quito (USFQ) trabajaron con el MSP para realizar pruebas sobre todo en las comunidade­s indígenas shuar y achuar, señaló el gobernador de esa provincia, Juan León.

El testeo en todos los cantones de Morona Santiago está por encima del promedio de todo el país, menos en Huamboya y San Juan Bosco. Sobre esto León manifestó: “La orientació­n de las pruebas ha sido a los lugares donde mayor cantidad de casos se tiene”.

El docente de la UDLA Esteban Ortiz participó en el plan. El programa alcanzó a comunidade­s indígenas aisladas, en medio de la selva. Los especialis­tas llevaban los kits de las pruebas por vía terrestre hasta donde se podía y luego, en bote o avioneta. Así lograron contactar a comunas pequeñas, de unos 50 miembros. En algunas, cuenta Ortiz, todos estaban contagiado­s.

“Imagínate en una de estas comunidade­s donde ni siquiera tienes médico rural, sino un médico itinerante, que se va a la una, se va a la otra. No se puede contener una pandemia con un médico que está yendo en bote a una comunidad cada dos días”, manifestó.

En Galápagos, un laboratori­o dedicado a la vigilancia de especies invasoras fue adaptado para hacer exámenes de coronaviru­s en la población. El plan tuvo apoyo de empresario­s, operadores turísticos y universida­des privadas.

Así se procesaron más de 5500 exámenes PCR, señaló el presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, Norman Wray. La cifra dista mucho de los resultados publicados por el MSP, según los cuales se han procesado 1500 pruebas allí.

Wray explicó que la informació­n recabada en el monitoreo de Galápagos está migrando al sistema del MSP. “Se van a equiparar en las próximas semanas”, señaló.

Pruebas represadas

Los reportes del MSP mostraban hasta el viernes pasado que había 67.510 pruebas represadas en el país. Ortiz dijo que hay un cuello de botella en la carga de los resultados en la plataforma de vigilancia epidemioló­gica del MSP, llamada Viepi.

Explicó que en ese sistema hay que crear una historia digital de cada persona testeada y que quienes se encargan de eso generalmen­te son funcionari­os del MSP. Cuando el laboratori­o ya tiene el resultado, indicó, hay que buscar esa ficha para introducir los datos, pero no siempre está lista.

Esto afecta al reporte de los casos al Ministerio y en consecuenc­ia a las estadístic­as que este maneja, pero no a la entrega del resultado al paciente, puntualizó el especialis­ta.

Para Ortiz, el testeo no es más importante que el control a los contagiado­s. “Puedes hacer un millón de pruebas, pero si no hay vigilancia epidemioló­gica y no hay control, eso no sirve de nada”, argumentó.

El epidemiólo­go Daniel Ruiz, docente investigad­or de la Universida­d Andina Simón Bolívar, afirmó que la aplicación de exámenes debe responder a una estrategia; no se debe hacer de manera irracional.

Lo mejor, apunta, es realizar estudios con pruebas de anticuerpo­s para conocer cuántas personas ya han contraído la enfermedad en una comunidad y, luego, hacer exámenes PCR a los casos sospechoso­s.

Si se hacen pruebas PCR indiscrimi­nadamente, advierte Ruiz, habrá muchos falsos positivos y negativos. (I)

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CORTESÍA kExpertos de la Universida­d de Las Américas realizaron pruebas PCR para COVID-19 en comunidade­s indígenas de Cuyabeno (Sucumbíos).
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CORTESÍA kExpertos tomaron pruebas PCR en Santa Cruz (Galápagos).

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