Detectar a tiempo una cardiopatía congénita puede evitar muertes
En el Día Mundial del Corazón, médicos buscan promover una detección temprana de esta enfermedad catastrófica, que según casos presentados, empeora cuando se tiene COVID-19.
Un bebé de 11 meses fue llevado a emergencia del Hospital Francisco de Ycaza Bustamante porque se ahogaba, le faltaba el aire y se ponía morado. Los médicos le diagnosticaron tetralogía de Fallot, una cardiopatía congénita que tiene diversas anomalías en la conexión interventricular que se complicó aún más por padecer COVID-19, según reveló el examen PCR que le hicieron en el hospital.
La cardiopatía congénita es considerada la segunda en la lista de incidencia de mortalidad de las enfermedades catastróficas en el Ecuador. Hoy, al celebrarse el Día Mundial del Corazón, la comunidad médica busca orientar a las familias a detectar señales y llevar al paciente para que tenga un diagnóstico temprano para una intervención a tiempo y evitar complicaciones mayores o la muerte del menor.
En el caso del bebé, él pudo luchar contra esa enfermedad catastrófica y el virus. Resistió una cirugía a corazón abierto en la que le corrigieron las conexiones del corazón, pasó dos semanas en cuidados intensivos del hospital, pudo recuperarse y regresar a su casa.
Ricardo Briceño, vocero del servicio de Cardiología y Cirugía Cardiovascular del hospital, explicó que hoy harán charlas con todas las medidas de bioseguridad para orientar a los padres sobre cómo detectar esta enfermedad que con el riesgo del COVID-19 podría empeorar el cuadro del paciente.
“Vemos que el virus no solo que incidió en la presentación inicial, hizo la crisis de hipoxia más severa, e incluso el posquirúrgico fue más complicado, pero el bebé lo superó”, explicó el especialista.
El caso del bebé es uno de los 20 pacientes que operaron durante la pandemia. Asimismo, atendieron a cientos de menores con este mal, dos contagiados del virus.
El médico intensivista explicó que en Ecuador el nivel de incidencia es de 8 a 10 enfermos por cada mil nacidos vivos. Es decir que si al año nacen 300.000 niños promedio se cree que hay unos 3.000 niños con cardiopatías congénitas y que el 40 % va a necesitar atención urgente.
Detalló que entre el sistema de atención pública abarcan más de 600 pacientes, pero quedan muchos que no acuden ya que sus familias aún no lo
reconocen o no ha habido alguna urgencia.
"En este momento vamos a dar prioridad a pacientes cuya vida va a depender de un tratamiento o una intervención quirúrgica”, explicó el doctor.
Antes de la pandemia se atendía a unos 100 pacientes al día, 50 directos más otros bebés o niños que ingresaron por otra especialidad, pero se trató de una cardiopatía. Ahora se atiende a 20 por el aforo.
"El problema de cardiopatía es que se asocia a otras enfermedades como neumonía, infecciones, problemas del crecimiento y desarrollo, ingresan por otra causa”, comentó el especialista.
Añadió que por eso debe haber una detección temprana de cardiopatías no solo del personal médico, también la madre debe estar atenta. “Las madres también deben detectarlas en el momento de la alimentación, cuando los bebés se cansan muy rápido, se ponen moraditos, esos bebés deben ser revisados por un profesional”, explicó el doctor.
Así, con esas señales se percató Nidia, quien llegó a Guayaquil desde Huaquillas con su hijo de 1 año 8 meses. “Tuve que llevar a mi hijo tres veces al hospital en Huaquillas, ya la última vez ni me garantizaban que resistiera. Luego lo derivaron para acá, ya lo operaron el pasado miércoles, está en recuperación”, explicó la mamá, quien tuvo temor de viajar a Guayaquil por la pandemia, pero hizo el esfuerzo para salvar la vida de su niño. Briceño indicó que también han recibido niños con cuadros avanzados en que no han podido salvarlos y es por eso que se busca desplazar a la cardiopatía congénita del segundo lugar de mortalidad con una buena detección temprana. Es su pedido en este día, como una especie de reflexión. (I)