El Universo

Dificultad­es económicas replantean hábitos de ecuatorian­os

No comprar en centros comerciale­s, ir a mercados populares, adquirir productos baratos o buscar descuentos son algunas de las estrategia­s por la falta de recursos.

- Por Ricardo Zambrano Ayluardo

Las festividad­es navideñas y de fin de año también se ven afectadas por la crisis. Muchas personas que se quedaron sin empleo han decidido cambiar el pavo, típico de estas fechas, por el pollo para sus cenas o no celebrar debido a la falta de dinero. Además, se ha priorizado el ahorro. El panorama económico incierto para el 2021 también frena el consumo.

Sebastián Gómez lleva seis meses desemplead­o. Él trabajó por cinco años en una empresa de comunicaci­ón. Afirma que cuando tenía empleo, acudía al cine y salía a comer con amigos frecuentem­ente. Por la falta de trabajo dejó de “gastar” en entretenim­iento. También dejó los supermerca­dos, a los que acudía de forma constante, y ahora se abastece de víveres en mercados. Aunque dice estar pendiente de redes sociales para saber si hay descuentos en productos selecciona­dos en las grandes cadenas de alimentos.

Además, canceló el plan de teléfono móvil y se quedó solo con el internet de casa, y suprimió sus suscripcio­nes de servicios como Netflix.

Comenta que el dinero que recibió de liquidació­n lo ha gastado de forma lenta y es lo que le ha permitido sostenerse en “algo” estos meses, por lo que decidió no dar regalos en esta Navidad y se mantiene alejado de reuniones sociales. De hecho, por la falta de recursos, su familia este año cocinará pollo para las fiestas navideñas y de fin de año. “Yo compraba el pavo y el chancho, pero hay que ajustarse”. El pollo es la proteína animal más barata en el mercado nacional, después del huevo de mesa.

Una realidad parecida a la de Sebastián vive Estefanía Pareja. También ha estado sin trabajo durante el tiempo de la pandemia. Comenta que la crisis económica la ha obligado a considerar la ropa y zapatos como “no prioritari­os” y que el año lo finalizará sin comprarse “absolutame­nte nada”. Incluso, la pandemia hizo que cambie sus hábitos alimentari­os. Ya no come fuera de su casa. Afirma que si bien lo hace para reforzar su sistema inmune, también ayuda en el ahorro familiar: “Frutas, verduras, camarón, pescado los compramos en el mercado, ya que son más baratos”. Y cuando le toca ir a una gran cadena de alimentos, pues va a

MUJERES QUE TRABAJAN SON LAS MÁS AFECTADAS

La forma en que muchas mujeres trabajan y viven ha cambiado drásticame­nte desde el inicio de la pandemia provocada por el COVID-19. Según un informe de Deloitte Global, publicado en noviembre pasado, casi el 82 % de las mujeres encuestada­s dijeron que sus vidas se han visto afectadas negativame­nte por la pandemia y casi el 70 % de las mujeres que han experiment­ado estas disrupcion­es están preocupada­s por sus capacidade­s para progresar en sus carreras profesiona­les.

Las principale­s consecuenc­ias negativas fueron las siguientes: impacto en el bienestar físico (40 %); incapacida­d para equilibrar los compromiso­s laborales y personales (40 %); e impacto en el bienestar mental (39 %). los “más baratos”.

Por la falta de ingresos y el miedo al contagio y para proteger a las personas de riesgo, ella y su familia decidieron no reunirse para las próximas festividad­es. Esta decisión también se tomó por el aumento de la insegurida­d que actualment­e vive el país y que es causada, entre otros factores, dice, por la falta de empleo: “Tenemos miedo de dejar las casas solas”.

La crisis económica no solo golpea a desemplead­os. Dennise

Ciudadanos consumen proteínas más baratas como el pollo para ahorrar.

trabaja en un gabinete de belleza ubicado en un centro comercial de Guayaquil. Ella está esperando con ansias su décimo, aunque está preocupada por el anuncio que realizó el Ministerio del Trabajo de que se puede pagar el aguinaldo por partes, pero, hasta el momento, sus jefes no le han informado nada. Ella piensa pagar una deuda con este dinero y ahorrar lo que le sobrará.

Solo le comprará “algún juguete” a su hijo de 8 años: “No sabemos cómo iniciará el 2021, puede que me despidan y no quiero quedarme con una mano adelante y otra atrás”.

A ella le redujeron el sueldo hace dos meses por lo que tuvo que “ajustarse el cinturón”. Dejó de comprar leche en cartón y optó por la de funda: “Arroz, carnes y embutidos los compro en un mercado en el suburbio”. Ella cruza toda la ciudad con tal de ahorrar, ya que vive en el norte, dice.

Además, optó por comprar, para su almuerzo en el trabajo, tarrinas de comida que venden ciudadanos extranjero­s a un dólar afuera del centro comercial: “Por lo general viene una buena porción de carbohidra­tos y con eso me lleno. También lo hace la mayoría de mis compañeros”, afirma.

Otra postura tiene Javier Sánchez, taxista, quien afirma que se esforzará para comprarles ropa y juguetes a sus tres hijos en este mes. Acepta que este año ha sido complejo y que tuvo que diferir tres cuotas del carro nuevo que está pagando: “Incluso compraré un monigote de esos de $ 10. Hay que recibir el 2021 con esperanza”, añade.

La crisis ha afectado a las empresas también. Actualment­e es habitual ver en las perchas de supermerca­dos las llamadas “ofertas”, en las que el usuario puede llevar dos productos por el precio de uno. Una estrategia para paliar la crisis.

Según las estadístic­as de ventas y exportacio­nes del sector privado del Servicio de Rentas Internas (SRI), a septiembre de 2020 este rubro alcanzó un valor de $ 9.751 millones, contrastan­do con el monto registrado en ese mismo periodo en 2019 cuando ascendió a $ 10.748 millones. En términos anuales fue un decrecimie­nto del 9,3 %.

Las actividade­s económicas más afectadas a septiembre fueron las siguientes: con el -28,7 % alojamient­o y comidas (-$ 469,32 millones), construcci­ón con el -28,0 % (-$ 1.224,93 millones), -26,3 % para la administra­ción pública y defensa (-$ 56,38 millones) y -25,4 % para actividade­s de entretenim­iento y recreación (-$ 72,25 millones).

Si bien se evidenció una recuperaci­ón de las ventas totales en el sector del comercio a partir de junio, estas volvieron a caer. La perspectiv­a de los últimos tres meses indica una leve recuperaci­ón del sector, aunque no alcanzarán los valores conseguido­s en 2019.

Además, la inflación anual a octubre de este año registró una variación negativa de 1,60 %. El nivel de precios en la economía ecuatorian­a mantiene variacione­s negativas durante los últimos meses del 202o, afirma la Asobanca. Las divisiones de consumo que más incidieron en esta inflación mensual son las de bienes y servicios diversos (-0,09 %), alimentos y bebidas no alcohólica­s (-0,06 %) y restaurant­es y hoteles (-0,01 %).

Según un estudio de la consultora Deloitte, el 50 % de 108 empresas del sector industrial, comercial y de servicios encuestada­s eliminaron las bonificaci­ones anuales y en el 14 % se los disminuyó por la crisis. Esto se traduce en menos liquidez para los trabajador­es lo que impacta en la economía.

“En este mes jugábamos al amigo secreto en el trabajo, pero este año decidimos no hacerlo. No hay dinero para gastar”, reflexiona Dennise. (I)

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