Vacunación en India, un colosal reto para el país de 1.300 millones de habitantes
La nación espera desde hoy inmunizar a 300 millones de personas hasta julio próximo con la vacuna de AstraZeneca-Oxford y otra local.
India inicia desde hoy la vacunación de sus 1.300 millones de habitantes, una extraordinaria tarea que enfrenta retos sobre seguridad, unas inciertas infraestructuras y el escepticismo de la población.
El segundo país más poblado del mundo espera inmunizar a 300 millones de personas –casi el equivalente a la población de todo Estados Unidos– antes del mes de julio, en el marco de una de las mayores campañas de vacunación del planeta.
Después de Estados Unidos, India es el segundo país más afectado por el COVID-19 con más de 10 millones de casos confirmados, aunque su tasa de mortalidad es una de las más bajas del mundo.
“Estoy impaciente por vacunarme y vivir sin miedo y sin mascarilla todo el tiempo. El año pasado fue muy duro”, declaró Shatrughan Sharma, de 43 años, en Nueva Delhi.
Los 30 millones de trabajadores médicos y los más expuestos a la enfermedad serán los primeros en vacunarse, seguidos por personas mayores de 50 años o de riesgo.
El Gobierno autorizó el uso de dos vacunas que requieren una conservación en frío ininterrumpida: Covishield, de AstraZeneca y la Universidad de Oxford; y Covaxin, del laboratorio indio Bharat Biotech.
Para garantizar la cadena de frío, se movilizarán 29.000 puntos de almacenamiento con temperatura controlada, casi 300 cámaras frigoríficas, 45.000 frigoríficos, 41.000 congeladores y 300 frigoríficos que usan energía solar.
El mayor fabricante de vacunas del mundo, Serum Institute of India (SII), aseguró haber producido ya 50 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca y tiene previsto acelerar su producción para alcanzar un promedio de 100 millones de inyectables mensuales antes de marzo.
Aunque India llevó a cabo un ensayo general a nivel nacional para preparar la campaña y formó a 150.000 personas, la operación representa un reto colosal en este país tan vasto como pobre, con una red de carreteras de mala calidad y uno de los sistemas de salud peor financiados del mundo.
Las autoridades afirman que se apoyarán en su experiencia en la organización de elecciones y en las campañas de vacunación contra la polio y la tuberculosis.
Sin embargo, estas campañas representan “un ejercicio de menor alcance”, recuerda Satyajit Rath del Instituto Nacional de Inmunología.
La vacunación contra el COVID-19 se anuncia “muy exigente” y la Organización Mundial de la Salud ya aseguró que pese a las campañas, este año el mundo no logrará alcanzar ningún nivel de inmunidad y ha hecho énfasis en que la distribución de las vacunas “tomará algún tiempo”.
India dispone de cuatro grandes almacenes para recibir las vacunas y transportarlas desde allí a los diferentes centros de distribución en vehículos con temperatura controlada y la última etapa aparece como la más compleja.
Durante un reciente ensayo en la región rural del estado de Uttar Pradesh (norte), donde las temperaturas en verano alcanzan los 40 ºC, se observó a un trabajador sanitario transportando cajas de vacunas ficticias en bicicleta. La preocupación se cierne también sobre la inestabilidad y fiabilidad de las redes de comunicación para gestionar el proceso.
Más de 150.000 personas han muerto por el COVID-19 en India, cuya economía es una de las más afectadas del mundo y donde millones de personas no tienen medios para subsistir.
La vacunación se enfrenta, como en otros países, al escepticismo alimentado por noticias falsas en redes sociales.
La “aprobación limitada” del Covaxin, unida a que Bharat Biotech no facilitó datos sobre la fase 3 de ensayos, alimenta la desconfianza, y el proyecto de SII de distribuir la vacuna de AstraZeneca a particulares y empresas por un monto de 1.000 rupias ($ 14) hace temer que la brecha de la desigualdad aumente.
El Gobierno garantiza el abastecimiento en todo el territorio nacional (65)