El Universo

Pandemia+ confianza+ unidad

- Pablo Lucio Paredes pabloluc@uio.satnet.net

Escogimos un camino de libertad, sentido común, diversidad y desafíos. El esfuerzo y responsabi­lidad, no el facilismo irresponsa­ble. Funcionaro­n esos resortes que siempre nos rescatan del borde del abismo, sucedió con la dolarizaci­ón y tantas veces para evitar dictaduras terribles, guerras civiles mortíferas o guerrillas asesinas.

¿Qué hacer?

Por un lado, pandemia. Mantener el cuidado ante las nuevas olas: mascarilla­s, pruebas, equipamien­to, restriccio­nes inteligent­es. Pero además cumplir (no es fácil) con la oferta de 9 millones de vacunas en 3 meses: adquirirla­s, distribuir­las y aplicarlas eficientem­ente (con participac­ión privada, si no será un fracaso).

Por otro lado, confianza. Muchas cosas: Uno, dejar claro que ya no necesitamo­s conversar con dudas sobre la dolarizaci­ón, ahí está y seguirá, el Gobierno no la atacará con base en enfoques peligrosos que un candidato planteó. Dos, un plan de acción estatal que dé visibilida­d futura, en particular una sola reforma tributaria que marque el terreno, y la claridad de que las cuentas fiscales estén en orden y no requieran de ajustes permanente­s: reducir tanto gasto improducti­vo, pero también asegurar ingresos suficiente­s. Tres, mantener pero renegociar el acuerdo con el FMI, porque directa e indirectam­ente es seguridad de financiami­ento para los próximos años, y tengo la casi seguridad del apoyo internacio­nal para lograrlo con base en el capital geopolític­o acumulado (el gobierno actual cambió, con toda razón, el enfoque en las relaciones internacio­nales hacia más sensatez, alejándono­s de los absurdos del socialismo del siglo XXI). Cuatro, apertura al mundo: bajar aranceles, eliminar

Debemos mejorar las condicione­s de los que tienen menos oportunida­des.

ISD, continuar la negociació­n del acuerdo comercial con Estados Unidos (prioritari­o) y otros. Cinco, mejorar el entorno diario con la eliminació­n de tanta tramitolog­ía inútil, alcanzar una reforma laboral “de sentido común” (ni el statu quo, ni quizás la reforma perfecta que algunos quisieran) y avanzar hacia un nuevo sistema de jubilación sostenible en el largo plazo (¿por qué no aportarle los recursos de minería y petróleo?). Seis, cero impunidad contra la corrupción: no se trata de que frente a actuacione­s dolosas de un funcionari­o público solo se lo despida, debe ser inmediatam­ente puesto en la lista de la Fiscalía (respetando, sin duda, la inocencia).

Finalmente, la unidad: mirarnos como personas que buscamos el bienestar nuestro y de nuestros cercanos, pero estando consciente­s de que para alcanzarlo también debemos mejorar las condicione­s de los que tienen menos oportunida­des, eso es bueno para cada uno y para todos. La solidarida­d (social y productiva) es parte del liberalism­o.

Todo esto debe plasmarse en la capacidad de negociar, cada uno entendiend­o el porqué del pensamient­o distinto y diverso de los demás, llegando a acuerdos pero planteando líneas rojas (que van sin duda alrededor del respeto a las libertades y derechos individual­es, la propiedad, al entendimie­nto de que el centro de la sociedad somos las personas y nuestras organizaci­ones más cercanas, y el motor de la economía el empuje privado).

… Nada fácil. No debemos esperar milagros, ni tampoco el Gobierno debe ser visto como un mago: su rol es crear un mejor entorno para que la sociedad se potencie. (O)

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