El Universo

Remezón de expectativ­as

- Walter Spurrier Baquerizo

Les tomó por sorpresa. Estaban viendo la película por tercera vez, y estaban seguros del final. Cristina Fernández, enjuiciada, mas, no sentenciad­a, constituci­onalmente imposibili­tada de aspirar por un tercer mandato, vuelve al poder con Alberto Fernández como fachada. Igual Evo en Bolivia, con Luis Arce calentando el solio presidenci­al. Rafael Correa candidatiz­a a una figura menor de su entorno, que gana cómodament­e la primera vuelta. Por más que se les informaba que el balotaje estaba apretado, los tenedores de bonos estaban seguros de que Arauz ganaba la presidenci­a, que su política económica iba a hundir más al país, y que el día que hubiera que pagar la deuda, Ecuador nuevamente se declararía en moratoria. El crédito de Ecuador, por los suelos.

La sorpresa fue descomunal. Ecuador escogió como presidente a un hombre del sector privado que ofrecía sacar al país de la crisis con una política ortodoxa. Justo cuando Chile, la estrella rutilante de América Latina, parece dispuesta a sacrificar su prosperida­d en aras del populismo. Y el mismo día que ganaba Lasso, Perú apostaba por un marxista para la Presidenci­a.

La reacción de los bonistas fue volcarse a comprar bonos ecuatorian­os, que repentinam­ente lucían como una ganga. Cayó el riesgo país facilitand­o que en un futuro el gobierno pueda colocar bonos en mejores condicione­s.

Menos espectacul­ar, pero más importante, grandes depositant­es en la banca nacional que esperaban la confirmaci­ón de la elección de Arauz para llevarse su dinero al extranjero, se frenaron. Al contrario, aprovechan­do las altas tasas para los CD en el mercado, renovaron a plazo más largo. Es

La economía crecerá más que el 2,5% que pronostica el FMI e incluso que el 3,1% del Banco Central.

que Arauz había prometido inmoviliza­r al dólar, y si permitía un pago al exterior, gravarlo en 27%. Los capitales se aprestaban a fugar de la jaula.

Ante las mejores expectativ­as, los empresario­s nacionales sacan del congelador sus proyectos de inversión. Inversioni­stas extranjero­s, que pasaban por alto Ecuador y se concentrab­an en Perú y Chile, se plantean si mejor no sacan su dinero de allá y lo traen al Ecuador dolarizado, que promete cuatro años consecutiv­os de un gobierno responsabl­e.

Las decisiones económicas se basan en expectativ­as, y la elección de Lasso significa un radical cambio para mejor. Esto se traducirá en una recuperaci­ón del empleo. En cuánto, no se puede medir porque habría que contrastar con lo que hubiera pasado si no se elegía a Lasso, lo cual es imposible. En todo caso, la economía crecerá más que el 2,5% que pronostica el Fondo Monetario e incluso que el 3,1% del Banco Central.

Esas expectativ­as se irán recalibran­do, con base en dos factores. Primero, la eficacia del gobierno Lasso. El primer indicio es favorable: el 24 de mayo, primer día de gobierno, enviará a la Asamblea su propuesta de reforma tributaria, que esta vez no es subir impuestos, sino bajarlos, pero cobrarle a los evasores.

El segundo, la actitud de la Asamblea, en la que CREO tiene solo 13 asambleíst­as. La Asamblea puede trabar la agenda legislativ­a del Gobierno, y además puede afectar su eficiencia enjuiciand­o políticame­nte a ministros y destituyén­dolos. Problemas en estos frentes podrían enfriar el entusiasmo que hoy embarga a los agentes económicos nacionales y extranjero­s.

Eso será mañana. Hoy el cielo ha amanecido despejado. (O)

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