El Universo

Resultados que señalan tareas

- Alfonso Reece Dousdebés ard@alfonsoree­ce.com

Aveces parece que los Gobiernos comienzan a administra­r el Estado sin tomar en cuenta los encargos tácitos o expresos que les hace su electorado. Llenos de esperanza con la nueva época que parece abrirse, confiamos en que esta vez no será así. Y más vale que no sea así, porque pocas veces se ha visto, a través de los sufragios, tan claro cuáles son las situacione­s más perentoria­s.

La primera realidad que demuestran los votos es algo que ya deberíamos haber entendido: la importanci­a decisiva que tiene la población indígena. Es una minoría no tan pequeña, pero es el único sector poblaciona­l organizado y coherente. ¿Cuál otro hay? Ninguno. Está más claro que nunca que no se puede construir el país sin ellos. En las urnas expresaron un respaldo masivo a Guillermo Lasso, dando la espalda a dirigentes que nunca estuvieron a la altura de sus representa­dos. Pero esta decapitaci­ón representa un problema, es urgente que el equipo del presidente electo tome contacto con ellos, a través de los líderes a nivel comunitari­o y regional para conocer sus necesidade­s, inquietude­s y proyectos. Hay muchas organizaci­ones indígenas, comunidade­s y cooperativ­as, que son emprendimi­entos ejemplares. Por ahí puede estar el modelo y no tratar de imponerles fórmulas ajenas a su cultura e idiosincra­sia. Esto fácil se dice, pero es un camino largo y sinuoso. Se trata de que los desentendi­mientos de quinientos años no sigan siendo el eje en torno del cual se estructura­n las relaciones interétnic­as del país. Nada sería más catastrófi­co para el Ecuador que en 2022 tengamos otro ‘Octubre Negro’.

Por otra parte, el candidato triunfador representa valores republican­os con los que una minoría nada despreciab­le no se siente comprometi­da. Se ha generado un ‘ecosistema’ conformado por grupos que siempre han existido, pero que ahora avanzan en una relación en la cual son mutuamente funcionale­s. Así, el narcotráfi­co, la delincuenc­ia común, la corrupción y las guerrillas fronteriza­s, se relacionan con vínculos más estrechos con el populismo clientelar. Se trata, por el momento, de un movimiento amorfo, por eso lo he llamado ‘ecosistema’, en el que especies distintas conviven en cierto equilibrio para la superviven­cia de todas, sin que ninguna llegue a prevalecer y se dan con frecuencia choques entre ellas. Hubo eventos que favorecier­on que medrara este peligroso fenómeno en la última dictadura. Por ejemplo, nunca se aclaró la contribuci­ón de las FARC a la campaña de 2006, hecho reconocido por el líder guerriller­o Mono Jojoy en un video muy claro. Después esta guerrilla, en realidad un cartel de narcotráfi­co con uniforme verde oliva, tenía una base de concreto en territorio ecuatorian­o y sus miembros entraban y salían del país con toda facilidad. Los radares estaban desconecta­dos y se expulsó a la base de Manta, al tiempo que se dictaban leyes dizque ‘garantista­s’ que han dado a la delincuenc­ia una evidente ventaja sobre la sociedad. Será necesaria mucha energía, a la par que instrument­os legales y políticos, para desarticul­ar esta amenaza, porque no se puede convivir con ella. Cada vacilación significar­á una ocasión para el avance de este engendro. (O)

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