Todos necesitamos de afecto y cálido ambiente
Los afectos son más intensos que los sentimientos y abarcan toda la personalidad. Afecto es sinónimo de amor, amistad, simpatía, armonía, estimación, devoción, emotividad, alegría, caricia, mimo. El afecto es esencial, constituye una necesidad básica que debe ser satisfecha. Esta ‘hambre’ afectiva, que se manifiesta con una energía cambiante de una persona a otra, varía según las fases del desarrollo psicoafectivo, aunque tal necesidad se conserva persistente. En los niños la falta de afecto equivale a la carencia de un elemento sumamente importante y necesario para su crecimiento corporal, mental y espiritual. El psicoanálisis resalta lo trascendental de las primeras experiencias infantiles y de los nexos emotivos que los párvulos deben sostener con el medio ambiente circundante y sobre todo con la familia, espacio relevante en donde el
Nada puede interferir en el diálogo, en el mensaje diario con nuestros seres queridos.
niño se desenvuelve cultural y emocionalmente de forma armónica y equilibrada. Un cálido ambiente familiar sirve de apoyo, de incentivo y gratificación. La presencia y conducción de los padres para con sus hijos es imprescindible, puesto que les brindarán seguridad y confianza, lo que incidirá en el desarrollo de su personalidad e identidad propia. La privación de ambas figuras, la maternal y paternal, especialmente la primera, suele ocasionar consecuencias que a posteriori repercutirán en el carácter, conducta y comportamiento. Amar y sentirnos amados es tan necesario como respirar y nutrirse. Me permito hacer un exhorto a los padres de familia para mantener una buena comunicación con los hijos, por más difíciles que sean los tiempos que atravesamos nada puede interferir en el diálogo diario que debemos expresar a nuestros seres queridos, te amo, te necesito, anhelo lo mejor para ti, cuenta siempre con mi apoyo, que Dios te bendiga... (O)
José Franco Castillo Celi,
psicólogo y médico naturista, Guayaquil