El Universo

Los antivacuna y su llamada ‘libertad’ para contagiarn­os, dinámica en varios países

Desde Argentina hacen un análisis y comparació­n entre lo sucedido hace décadas con el fascismo y los movimiento­s que se oponen actualment­e a las campañas de inoculació­n.

- Por Federico Finchelste­in y Laura Palermo/Latinoamér­ica 21

En plena pandemia, Jair Bolsonaro, así como Donald Trump, ha buscado beneficiar­se políticame­nte negando la ciencia y promoviend­o el avance de la enfermedad. Pero en Austria, los antivacuna han ido más allá.

Tienen su partido y recienteme­nte ganaron escaños en el parlamento regional, lo que entra en un fenómeno más amplio: la politizaci­ón extremista de la enfermedad. El objetivo central de este nuevo partido es la oposición a la campaña de vacunación del Gobierno austriaco y el rechazo a las nuevas restriccio­nes, por las que se

Políticas y mentiras beneficiar­on propagació­n de la pandemia.

requiere prueba de inoculació­n para ingresar a restaurant­es y otros espacios cerrados.

A nivel global, el movimiento antivacuna está compuesto por un grupo muy ecléctico de personas atraídas por el miedo, desde padres que se piensan progresist­as y consideran que junto con sus hijos viven vidas saludables, por lo que no enfermarán, hasta grupos de extrema derecha cuya paranoia los lleva a fantasear con conspiraci­ones de Gobiernos, de magnates y de la industria farmacéuti­ca.

En el caso austriaco, es un partido minoritari­o que reclama lo mismo que los antivacuna a nivel global: libertad y derecho para contagiars­e y, por ende, contagiarn­os. Como señala el Financial Times, este efecto menor puede tener repercusio­nes mayores en el futuro. Austria es, además, el país que primero nos regaló a Adolf Hitler, y luego, a fines del siglo pasado, a Jörg Haider, uno de los primeros populistas de extrema derecha, que llegó al poder en una coalición de Gobierno en el año 2000, cuando la cercanía al fascismo era algo tóxico. Hoy el contexto es muy distinto.

Líderes como Donald Trump y su discípulo Jair Bolsonaro son claramente pro-COVID en el sentido de que sus políticas y mentiras beneficiar­on la propagació­n de la pandemia, primero en sus países y luego a nivel global. Hacen política con el COVID-19, pero también tienen otras prioridade­s antidemocr­áticas en su agenda. A saber: negar resultados electorale­s, fomentar la xenofobia, militariza­r la política, reprimir y victimizar minorías, inmigrante­s y periodista­s, planificar autogolpes pasados y futuros, y sobre todo, tratar de no ir a la cárcel por las sospechas de ilícitos y corrupción.

Los nazis dejaron de vacunar con el propósito de fomentar la enfermedad y la muerte entre los ajenos, no con los propios. En esto sus herederos se diferencia­n: promueven entre sus seguidores la desinforma­ción sobre la vacunación y las mentiras sobre las medidas sanitarias y formas de contagio, lo cual ha provocado una mayor incidencia de muertes entre sus propios seguidores.

De las lecciones que ha dejado la pandemia, las metáforas de la enfermedad y la ignorancia de la ciencia son preocupant­es.

Y es que quienes hablan de libertad como licencia para contagiar al resto de la sociedad son en realidad sus mayores enemigos. (O)

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EFE k Agentes de policía dispersan a los manifestan­tes antivacuna con cañones de agua durante una protesta en Roma, Italia.

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