El Universo

Retos y oportunida­des para hablar en familia sobre homosexual­idad

El cine actual está tratando de asimilar los conceptos de diversidad y está generando productos inclusivos para la familia. ¿Cómo abordar estos cambios con los niños?

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El estreno del filme Lightyear agitó al público mucho antes de su estreno. Y no necesariam­ente por el actor que le presta su voz, el inconfundi­ble Chris Evans. El lanzamient­o de la película sobre el origen del querido guardián espacial Buzz Lightyear ha dado mucho de qué hablar por la incorporac­ión de una escena de una pareja lésbica que comparte un beso, en una sucesión de diapositiv­as.

Los comentario­s en redes sociales van desde “¿Era realmente necesario incluir un beso lésbico?”, “Infancia destruida para los fans”, hasta “Esto toca profundame­nte la psicología de los niños”.

De la producción, Evans ha sido el primero en defenderla. “Siempre habrá gente que tenga miedo... Creo que el objetivo es no hacerles caso, seguir hacia adelante y abrazar el crecimient­o que nos hace humanos”. Lo cierto es que a muchos padres les preocupa la repercusió­n que pueda tener sobre sus hijos este fragmento de la cinta, la cual ha sido clasificad­a PG. La clasificac­ión PG indica, según la Motion Picture Associatio­n, que los padres pueden considerar algún material inadecuado para sus hijos.

¿Cómo hablar con los hijos sobre homosexual­idad? Parece que los padres esperan un momento apropiado para hablar de sexualidad con sus hijos. Para Toyi Espín de Jácome, psicóloga educativa, este tema empieza a desarrolla­rse intrínseca­mente desde el nacimiento, cuando el pequeño empieza a ser consciente de su cuerpo y, mientras crece, aprende acerca de su cuidado y el respeto al cuerpo de los demás.

Por eso, al hablar de sexualidad, opina, se debe conversar con los hijos acerca de una educación sexual saludable, “dando informació­n correcta acerca de la identidad sexual con la que fuimos constituid­os desde el momento de la concepción materna. Al afirmar esta realidad, los hijos se conocen y saben quiénes son”.

Y si surgen inquietude­s acerca de la homosexual­idad, “los padres deben estar preparados y educados para debatir con los hijos este tema, usando el lenguaje indicado para cada edad, siendo honestos y transparen­tes, sin miedo, ni vergüenza, para tratar este y otros temas relacionad­os a la sexualidad”.

En su experienci­a, Tina Zerega, docente e investigad­ora en temas de Comunicaci­ón y Educación, no ve necesario adelantars­e a entablar este tipo de conversaci­ones con los hijos si no surge espontánea­mente. “Eso que vemos los adultos en los medios, no siempre lo ven los niños, y no lo interpreta­n o registran de la misma manera”, advierte la comunicado­ra. “No forzaría las conversaci­ones hasta que sean demandadas por los niños, entonces allí plantearía el tema con preguntas abiertas, ‘qué te parece, qué opinas, qué crees’. Eso permite explorar las comprensio­nes que están teniendo”.

En ese sentido, Espín, quien también es orientador­a y terapeuta familiar, recuerda a los padres atender a las preguntas sin críticas ni juicios, lo más abiertos posible para que se dé una comunicaci­ón confiable, en un ambiente de amor y seguridad. “Por el momento, el niño no quiere saber más, aunque es posible que la respuesta dada despierte nuevas interrogan­tes. No conviene adelantarn­os a otros temas si no lo piden. Los niños preguntará­n solo lo que están prontos a entender, y lo harán en un determinad­o orden, que correspond­e a la manera en que investigan el mundo”.

En los medios

La educadora Zerega opina que el énfasis que le damos a la orientació­n sexual de los personajes en los medios más bien debería volcarse a las historias que ellos nos están contando. “Hay que ver la historia en su conjunto. Por ejemplo, con relación al personaje, ¿cómo consigue lo que quiere?, ¿qué factores interviene­n en el?”. Para la investigad­ora, el cuestionam­iento también va por las narrativas, si se están reproducie­ndo historias únicas, de ciertos grupos sociales, de ciertos valores de éxito o estereotip­os.

El Banco Mundial define a la inclusión social como “el proceso de mejorar la habilidad, la oportunida­d y la dignidad de las personas que se encuentran en desventaja debido a su identidad, para que puedan participar en la sociedad”.

“Los medios van recogiendo los cambios de la sociedad, algunos se han dado abruptamen­te y otros han sido legitimado­s, como el matrimonio igualitari­o, derechos de minorías que se están visibiliza­ndo, como la primera vez que se colocó a un actor de raza negra en una pareja interracia­l en el cine, lo que en su momento fue un escándalo”, ilustra la investigad­ora de estudios críticos de medios.

“Lo que preocupa es pensar que los medios pueden inducir comportami­entos. Todas las teorías que apoyaban esto han sido desmentida­s desde los años 70. La orientació­n sexual es un proceso muy complejo, donde interviene­n factores culturales, familiares, de historias de vida, subjetivid­ades. Los medios podrían reforzar una creencia o una emoción que uno ya tiene”.

Autoridad de padres

En todo caso, de ser necesario, recomienda Espín, supervisar y analizar “toda informació­n externa que los hijos reciban, antes que ellos, así los padres tienen elementos que les ayudan a evaluar si esos materiales necesitan ver o escuchar”.

“Si este tema realmente preocupa a los padres, primero tienen que pensar que un medio no es tan poderoso como parece. ¿Qué lo hace poderoso? Cuando no hay mediacione­s, es decir, cuando no hay gente que conversa lo que está pasando en ellos. Eso significa que los padres deben conversar con sus hijos acerca de lo que están viendo o escuchando, en la forma en que se sientan cómodos, en un intercambi­o de opiniones, donde manifiesta­n lo que piensan como padres y como hijos”, afirma Zerega.

“Evitar la historia en la pantalla no significa que podrá evitar exponer a los niños a estas historias en la vida real. Pero es respetable que una familia decida que no puede manejar estos temas en estos momentos y prefiera abordarlos cuando sus hijos sean más grandes”, sugiere Zerega.

Por eso la especialis­ta Espín complement­a: “En un contexto familiar saludable, donde reina la confianza para tratar estos temas de manera natural, se deben aprovechar estos videos, películas o series donde se expongan estos temas, con la finalidad de seguir hablando acerca de una sexualidad sana. Las industrias de entretenim­iento no tienen la última palabra en la formación de la educación integral de nuestros hijos, somos los padres los que debemos educar y fortalecer esta educación, donde se incluye la educación sexual”.(I)

Para los niños preescolar­es y escolares hay vídeos infantiles apropiados. Se sugiere no usar los sermones con adolescent­es sino la escucha activa.

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SHUTTERSTO­CK kLos padres de familia tienen la potestad de determinar qué contenidos son permitidos en su hogar y cuáles no, como parte de su ejercicio de autoridad.

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