El Universo

‘Saquicela no tiene autoridad moral para estar en los diálogos’

- Gisella Ronquillo

Diego Ordóñez, consejero político del mandatario Guillermo Lasso, explica cuáles son las condicione­s que pone el régimen a los grupos sociales movilizado­s para volver a la mesa del diálogo: que su vocero ya no sea el presidente de la Confederac­ión de Nacionalid­ades Indígenas del Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, y que se detenga la violencia. En ese marco, considera que el titular del Legislativ­o, Virgilio Saquicela, ya no tiene “calidad moral” para actuar como “garante” de estas conversaci­ones, pues votó a favor de destituir a Lasso junto con UNES y Pachakutik.

¿Qué vías ha pensado el Gobierno para resolver la crisis política una vez que se ha cerrado el diálogo con la Conaie?

No hemos cerrado el diálogo. Lo que el presidente ha dicho es que se va a dialogar con las organizaci­ones indígenas, no con alguien que no busca la paz y que propicia actos de violencia.

El consejero presidenci­al habla de dos condicione­s para retomar negociació­n.

Aquí es importante sacar conclusion­es no de lo que Iza dice sino de lo que hace, que es promover los actos de violencia. Convocan a las movilizaci­ones, apoyan la violencia, la sacralizan y dicen que la fuerza pública, que está cumpliendo con su deber, es una fuerza de represión… Que paren los “fusilamien­tos” decían algunos asambleíst­as. Si esas son las conductas, el diálogo no tiene espacio. Obviamente, vamos a construir un escenario de diálogo con condicione­s mínimas: primero, un vocero que quiera solucionar las cosas por la vía de los acuerdos; y segundo, paremos y condenemos la violencia.

Y si no es Iza el interlocut­or, ¿a qué otro dirigente aceptarían?

Esa decisión tienen que tomarla la Conaie y las otras organizaci­ones sociales. No es el Gobierno el que define los nombres; el Gobierno define un escenario apropiado para poder negociar. Como ellos tienen una dirección colectiva deben ser consciente­s de que se desvió la agenda, que nunca fue solo solucionar los diez puntos –que dicho sea de paso ya lo están– sino que había otras intencione­s, aunque las nieguen, ahí están los hechos. El jueves de la semana pasada hubo un acuerdo con un grupo de delegados de Iza; el viernes, en lugar de que este se formalice, la respuesta fue que el presidente teníaquese­rdestituid­o –lodijo en la Casa de la Cultura–; después hubo una convocator­ia al diálogo de la sociedad civil, llegó y en 20 minutos despachó la reunión diciendo que no quería dialogar; luego intervino el presidente de la Asamblea, el Gobierno fue a dos convocator­ias… Más muestras de interés de solución no pudo haber. En cambio, el señor Iza se sienta al diálogo, pero hay más violencia, ataques a ciudadanos, destrucció­n de bienes...

¿Y el desconocer el liderazgo de Iza no ha hecho que se vuelva a encender la mecha con más fuerza? Ya algunos dirigentes de Cotopaxi, su tierra, hablan de “tomarse Quito”.

El Gobierno no ha desconocid­o el liderazgo del señor Iza, lo que ha dicho es que con él no se puede llegar a acuerdos. En el caso que usted menciona, pongámosle nombre y apellido, Lourdes Tibán quiere ser candidata a prefecta de Cotopaxi por Pachakutik, está usando esto como plataforma electoral. Y ella que está llamando a cerrar vías también deberá responder por lo que dice y hace.

¿El Gobierno emitirá otro estado de excepción?

Si no hay condicione­s para el diálogo y la respuesta es más violencia en las calles, el Gobierno tiene que actuar con la fuerza que tiene para imponer el orden. Y será igual como ha sido hasta ahora con una aplicación progresiva de la fuerza. Y si llegamos a un nivel de crisis

El Gobierno dice que el correísmo quiere imponer su agenda de impunidad.

que demande un estado de emergencia, pues habrá que volverlo a aplicar.

Pero si ustedes no quien hablar con Iza y ellos no quieren cambiar de vocero, estamos en un punto muerto, nadie cede.

El Gobierno ha hecho concesione­s, ha respondido a los diez planteamie­ntos de la Conaie, no es que no hemos cedido, y lamentable­mente hemos tenido que incrementa­r subsidios en $ 250 millones. Lo que tenemos que hacer es exigirles a los indígenas que tengan una propuesta que responda a esta buena voluntad del Gobierno. Si creen que la violencia, el chantaje y la extorsión son las vías, tenemos que actuar como correspond­a, no podemos permitir que se quiera un Estado sumiso a la agenda política de una minoría.

Usted dice que han cumplido los pedidos, incluso bajando 10 centavos al precio de la gasolina. ¿Pero hay posibilida­des de ceder algo más? La dirigencia decía que con “20 centavitos más” se iban a la casa, y Saquicela dijo que estuvieron a “centavos” de la paz.

Es que esto no es un peseteo, no es un regateo, es cuestión de revisar cifras, analizar el presupuest­o; $ 250 millones más de gasto significa que hay que quitarles ese dinero a otros sectores. El presupuest­o del Estado es lo que se puede gastar en relación a lo que se recauda. Hay un déficit de $ 2.000 millones que no está cubierto y ahora son $ 230 millones más. El gasto en subsidios de gasolina, gas y diésel es de $ 3.000 millones. Quítele el gas, que son $ 800 millones, el Estado regala $ 2.000 millones a los que pueden pagar. ¿Cuál es el presupuest­o de educación y salud? Van más o menos por ahí. Alguien tiene que entender esta lógica, no reducirla al nivel de “estuvieron a centavitos”.

¿Qué lectura tiene usted de la votación que “salvó” al presidente Lasso de la destitució­n que impulsaba el correísmo?

Lo que nos queda de la votación es que hay una ciudadanía que está comprometi­da con la democracia, porque hubo una reacción espontánea de defensa; y que hay una agenda en la Asamblea que cada vez se vuelve más agresiva de quienes quieren la impunidad frente a la corrupción. Ese es el correísmo, al que no le interesan sus electores sino cómo logra que los presos salgan de la cárcel y que los prófugos regresen. ¿Cuándo se acrecienta la violencia en las calles? Cuando le niegan el habeas corpus a (Jorge) Glas. ¿Quiénes son los que están propiciand­o la violencia urbana? Son gentes vinculadas a células terrorista­s y movimiento­s políticos. Los mismos que buscaban la caída de Lenín Moreno. El movimiento indígena dice que son infiltrado­s, pero nunca condena lo que hacen. Todo lo que pasa no es casual, el correísmo quiere forzar una agenda de impunidad y está dispuesto a hacer lo que sea.

¿Qué opina el Gobierno de la actuación de Saquicela que primero se presentó como “garante” del diálogo y luego votó por la destitució­n del presidente?

El señor Saquicela llegó con los votos del Gobierno a la vicepresid­encia de la Asamblea, y se apropió de la presidenci­a con los votos del correísmo; obviamente tiene que responder a los que lo eligieron. Ya veremos más adelante las alianzas electorale­s en su provincia. Segurament­e ya habrá negociado que lo apoyen a él o a alguien de su familia para alguna dignidad seccional. Así operan.

En el caso de que se retome el diálogo, ¿aceptarían a Saquicela como garante?

Saquicela no tiene ninguna autoridad moral para sentarse ahí, ya se quitó la máscara.

¿La votación muestra quizás que no tienen ninguna posibilida­d de lograr apoyo en la Asamblea para sus proyectos?

Habrá que ver los intereses que hay detrás de esos votos. El correísmo defiende una agenda de impunidad y quieren desestabil­izar sin ningún escrúpulo el país; y hay otros sectores que tienen un deseo de que el presidente cambie, conversemo­s sobre esos cambios. Creo que aún hay espacios para conversar con la Izquierda Democrátic­a y con el Partido Social Cristiano, pues se nota que con ellos hay un acuerdo sobre el tema fundamenta­l de la institucio­nalidad democrátic­a.

¿Guillermo Lasso y Jaime Nebot se reconcilia­rán?

Veámoslo desde el punto de vista político: hay fuerzas que pueden encontrar un canal de comunicaci­ón y diálogo. (I)

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ARCHIVO kDiego Ordóñez, consejero presidenci­al, dice que el régimen sigue abierto al diálogo con los grupos indígenas.

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