Cinco ríos ponen ‘en jaque’ a Manabí en temporada invernal
En lo que va del presente año 17 cantones han sufrido inundaciones por el desbordamiento de los cuerpos hídricos. Chone es una de las ciudades que ha resultado más afectada.
Las dos últimas semanas de lluvias en Manabí han afectado a 17 de los 22 cantones de la provincia. Las emergencias han sido por inundaciones, deslaves, vías bloqueadas por deslizamientos o daños y palizadas en puentes, dijo la Prefectura.
Los cantones más afectados han sido Chone, Tosagua, Pedernales, Jipijapa y Puerto López. En total, solo desde la Prefectura de Manabí han intervenido en 139 reportes de sucesos desde febrero, cuando empezaron las lluvias fuertes.
Ricardo Cabrera, subdirector de Riesgo y Seguridad Ciudadana del Consejo Provincial, señaló que Manabí es una provincia multiamenazas, es decir, existe un alto nivel de vulnerabilidad ante eventos naturales en todo el territorio.
Esto se debe a la geografía de la provincia, que tiene montañas, valles y es atravesada por grandes ríos. Manabí tiene alrededor de 22 cuencas hidrográficas, que son territorios alimentados por varios afluentes, cuyas aguas dan al mar.
Una de las más importantes, y donde generalmente se presentan desbordamientos durante el invierno, es el río Chone, que desemboca en Bahía de
Caráquez después de recibir las aguas de los ríos Mosquito y Garrapata.
El desbordamiento de este afluente dejó recientemente a 12.000 familias afectadas.
Le sigue el río Portoviejo, que desemboca en la bahía de Charapotó. Este se desbordó e inundó Portoviejo, Rocafuerte y Santa Ana.
En Pedernales están los ríos Meche, Beche y Cheve, los cuales forman un solo estero en la bahía de Cojimíes. Estos se desbordaron en enero y causaron daños en la zona rural del cantón. Allí también está el río Coaque, que no ha presentado novedades este año.
Le siguen el río Carrizal, que pasa por Tosagua y Calceta. Durante este invierno afectó a cerca de 1.000 hectáreas de cultivo e inundó 27 zonas de comunidades rurales.
Están además los ríos Burro y Manta, en la ciudad del mismo nombre, que cada año en invierno se desbordan y generan serios daños en Manta.
Se suman los ríos Jama y
Ayampe, cuyos niveles de agua aumentan, pero no han afectado a la población.
Cabrera señaló que conocen de las amenazas que tiene la provincia y por eso cada año trabajan en planes de prevención con desazolves, limpieza de canales, alcantarillas y protección de puentes. Para estos trabajos había presupuesto de $ 20 millones.
Rumberto Solórzano, agricultor de Chone, comentó que el río que pasa por este cantón es una “bendición, pero también una maldición”. Durante gran parte del año usan el agua para regar sus sembríos y crían diferentes tipos de animales; sin embargo, en invierno la situación cambia.
“Es casi todos los años, durante el invierno, que nosotros andamos corriendo de un lado a otro porque el río se desborda. No hay lluvia fuerte que no nos ponga alerta”, expresó.
Técnicos del Municipio de Chone explican la razón por la que se inunda la ciudad. Indican que Chone es un valle y mucha gente en la ciudad la compara con una olla.
Por allí pasan ríos como Garrapata y Mosquito, que alimentan al río Chone. Cuando llueve los afluentes crecen y el río se desborda. A esto se suma el sedimento que arrastra la corriente.
En Manta, Dalton Andrade, director de Riesgos, contó que este año las mayores afectaciones son en la zona rural, ya que se llenan los badenes de lodo y agua. Actualmente limpian sumideros y desazolvan los ríos para evitar que se desborden con las lluvias.
Hay maquinaria trabajando en el río Burro, a la altura del barrio Nueva Esperanza, y en el río Manta, por San Juan.
Bolívar es otro de los cantones que usualmente suele inundarse, pero este año no ha tenido mayores afectaciones.
Antonio Zambrano, técnico de gestión de riesgo del Municipio, dijo que no han tenido problemas porque desde el año pasado vienen limpiando canales y quebradas, para que fluya el agua hacia el río Carrizal. Además, sirve de mucho el control de la salida de agua que se hace desde la represa La Esperanza.
Técnicos del Municipio de La Concordia, en Santo Domingo de los Tsáchilas, realizan el levantamiento de información para instalar un puente metálico provisional en la vía La Concordia-Puerto Nuevo, kilómetro 23, afectada por el temporal invernal.
El 19 de febrero pasado colapsó un tramo de la carretera, a unos 100 metros antes de llegar a la parroquia rural Las Villegas. Una ambulancia del Ministerio de Salud (MSP) cayó en el socavón y hubo tres personas heridas, entre ellas el conductor del vehículo.
La alcaldesa solicitó al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) la instalación de un puente metálico provisional en esta carretera alterna que une con el baipás Santo Domingo de los Tsáchilas-El Carmen-Pedernales.
El desbordamiento del río Chone afectó a más de 12.000 familias en Manabí.
Tosagua está en un nivel más bajo que Bolívar y se inunda con el río Carrizal.
El cierre de carreteras ha afectado a comerciantes, quienes pierden clientes.
La semana pasada sucedió otro daño vial de menor magnitud a 500 metros del redondel conocido como Paralelo Cero. Wilson Mendoza, transportista que circula por la zona, espera la reparación inmediata de esta carretera, que permanece cerrada. Esto también afecta a los comerciantes. Algunos locales dejaron de funcionar, según Daniel Baque, vendedor del lugar.
Como rutas alternas están habilitadas La Concordia-Plan Piloto-La Villegas y La Concordia-Santo Domingo-El Carmen-Puerto Nuevo.
Además, el cierre de la carretera Alóag-Santo Domingo por la caída de un puente y deslizamientos obligó a suspender el cobro de peaje a los transportistas desde el pasado sábado. Sergio Ramos, analista de riesgos, reveló al canal Majestad TV que el cierre del peaje es parte del plan de contingencia hasta que se habilite el paso en el kilómetro 82, donde se cayó el puente sobre el río Lelia y hubo deslizamiento de piedras de magnitud.
Se continúa cobrando a los vehículos por vías alternas, lo que ha generado reclamos de los transportistas.