El Universo

México: penoso incidente

- Mauricio Gándara Gallegos

Este es el segundo incidente diplomátic­o que afronta el Gobierno en sus cien días de ejercicio y, suponiendo que estos asuntos no desgastan en exceso la popularida­d interna, sí lo hacen a nivel internacio­nal.

Del asunto del armamento ruso cuyo destino final era que fuera usado por Ucrania contra la propia Rusia, en una operación organizada por los Estados Unidos y fracasada, principalm­ente, por una confesión de parte de un funcionari­o de este último por la que el Gobierno ecuatorian­o rectificó, no quiere decir que no hubo un error inicial que desgastó su prestigio.

Sería perjudicia­l para el prestigio del Ecuador un segundo error, como el que está en ciernes por esta innecesari­a ofensa a México al mencionar el deseo de apresar a un exvicepres­idente ecuatorian­o en el local de su embajada en Quito.

El que se diga que solamente se solicitó autorizaci­ón no cambia mucho las cosas, y el tajante rechazo del presidente y la canciller del país norteameri­cano demuestra lo absurdo de la propuesta. El mandatario Andrés Manuel López Obrador dijo que México era un país soberano; la canciller calificó al pedido como un “despropósi­to” que “sentaría un precedente y violaría la inmunidad diplomátic­a”. No sé, al momento, si hubo una respuesta escrita a la nota ecuatorian­a. Luego, aseguró que México continúa analizando el asilo al exvicepres­idente.

Al escuchar y leer las declaracio­nes de las autoridade­s mexicanas, uno no puede dejar de preguntars­e si las ecuatorian­as creyeron que había alguna posibilida­d de que México aceptara su propuesta, o si, simplement­e, lo hicieron por razones de política interna para satisfacer al gran público.

Extrañamen­te, en la nota a la embajada mexicana, la Cancillerí­a la fundamentó manifestan­do que había recibido el pedido en ese sentido de la ministra de Gobierno, lo que daba la impresión de un cálculo político; posteriorm­ente, se hizo alguna referencia a un pedido de los jueces de la Corte Nacional; pero estos deberían conocer que los tratados internacio­nales celebrados por el Ecuador forman parte de la legislació­n nacional, que los reconoce de nivel constituci­onal, y que, por tanto, lo son: la Convención de Viena que consagra la inviolabil­idad de los locales diplomátic­os, y las normas del asilo contenidas en la Convención de Caracas de 1954.

Esperamos que México no quiera llevar más adelante este incidente, como lo hizo Ecuador cuando el secretario de Estado del Reino Unido habría amenazado a la embajadora ecuatorian­a por el asilo concedido a Assange en Londres cuando estaba bajo libertad condiciona­da. Aunque el secretario de Estado lo negó, sin embargo, el Ecuador convocó una reunión de la OEA, que expresó su solidarida­d con Ecuador. Esperamos que esta ofensa infligida a México no lo inclinará a conceder asilo al exvicepres­idente ecuatorian­o que es un condenado por delitos comunes por los jueces ecuatorian­os y, por tanto, no es un perseguido político. El Gobierno de México no dejará de considerar el clima político que se vive en Ecuador por la lucha contra la corrupción en las esferas oficiales, dirigida por la Fiscalía General.

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