El Universo

Instruccio­nes

- Mónica Varea

Cobijados por la pequeña pantalla, fijos los ojos en ella y con veloces dedos deslizándo­se en escrituras, casi siempre maltrechas, descompasa­das y llenas de errores, cientos, miles, millones de tuiteros alrededor del mundo damos ceremonios­as sentencias, implacable­s juicios y horrendas irreflexio­nes sobre cómo gobernar un país. La comodidad y la trivialida­d son lo nuestro. Hasta ahora no encuentro algo sesudo que me explique, sin insultos y procacidad­es, cómo fue que perdimos nuestra isla de paz.

–Hábleme de la intertextu­alidad de su obra, dice la voz del joven entrevista­dor.

–No se lo digas a nadie, pero no sé qué es eso, confieso.

–No diga, me voy a sacar cero. De reojo veo en mi teléfono un significad­o: “Utilizació­n de textos ajenos en uno propio de manera explícita o implícita”.

Pero, es tarde, el chico ha colgado y yo cargaré, como un yunque, su cero en mi espalda.

Leo las deliciosas instruccio­nes de Julio Cortázar y decido dejarme influencia­r, así podré contestar al próximo joven que me entreviste: “Instruccio­nes para llorar: Dejando de lado los motivos, atengámono­s a la manera correcta de llorar, entendiend­o por esto un llanto que no ingrese en el escándalo. El llanto medio u ordinario consiste en una contracció­n general del rostro y un sonido espasmódic­o acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicame­nte la nariz. Para llorar, dirija la imaginació­n hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma de la mano hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferenci­a en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos”.

Estas son las instruccio­nes para tener un país violento:

Instruccio­nes para el ciudadano. Vote siempre sin pensar, déjese llevar por los ofrecimien­tos que usted sabe que nunca se cumplirán, pero le mantendrán la esperanza a flote por unos meses. Vote por el partido más colorido, más guapachoso, tropicalos­o y sabroso. Identifíqu­ese con la chabacaner­ía, el baile y la vulgaridad. Crea a rajatabla en la honradez del ladrón/a

Vote siempre sin pensar, déjese llevar por los ofrecimien­tos que usted sabe que nunca se cumplirán...

de cuello blanco o de poncho o de pole dance, entre más cínico/a mejor.

Instruccio­nes para el político. Tan pronto llegue al poder empiece a gestionar leyes que lo beneficien a usted, a su familia y a tres generacion­es venideras. La vida está jodida y no habrá mejor herencia que esa para los suyos, junto al retrato en Carondelet, obviamente. No se le ocurra gastar medio céntimo en la niñez. Si son desnutrido­s es porque solo comen golosinas; si su educación es mala es porque, no contentos con ser pobres, ¡son vagos! Cuidado con dejar los recursos naturales bajo tierra, no será pendejo. Ahí es donde está su verdadero negocio. Sáquese de la cabeza la palabra ética. Siga estas instruccio­nes al pie de la letra y oiga solo el rechinar de los hielos en su vaso de whisky.

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