El Universo

Justicia y chats

- Pedro X. Valverde Rivera

Desde hace algún tiempo nos venimos acostumbra­ndo a hacer normal lo anormal. Cuando ocurre por primera vez nos horrorizam­os. El escándalo acapara las portadas de los medios, las entrevista­s en vivo de los medios televisivo­s y digitales, los “troll centers” descargan toda su artillería y los chats de WhatsApp están al borde de explotar con videos repetidos, memes, fotos sacadas de contexto y todos esos ingredient­es miserables para atacar al culpable de turno.

A los pocos días, un nuevo escándalo toma protagonis­mo; y la secuencia es la misma: portadas, entrevista­s en vivo, memes, “troll centers”, etc.

Y así venimos, desde hace ya algunos años, “cuesta abajo en la rodada” parafrasea­ndo a Carlos Gardel.

La Fiscalía General ha tenido un rol protagónic­o en los más importante­s escándalos a los que me he referido, como representa­nte de la vindicta pública en todos ellos. Los allanamien­tos han sido difundidos, en algunos casos, en vivo, con exhibición de artículos pintoresco­s, y luego (más reciente y novedoso), difundiend­o los chats de algunos teléfonos incautados a quienes, únicamente la ley, presume inocentes.

Debo confesar que, como abogado, no alcanzo a dilucidar qué tanto bien le hace a la justicia todo este despliegue de publicidad de las actuacione­s de la Fiscalía que, en la mayoría de los casos, decurren dentro de la etapa investigat­iva (reservada).

Que esta exposición puede generar presión social, política y mediática para que los jueces actúen en derecho y no caigan en la tentación de favorecer a los encausados, lo entiendo. Pero no podemos ocultar que también se presta para el morbo, distorsión y estigmatiz­ación de gente que, técnicamen­te, está en proceso de juzgamient­o.

La prueba de ello es que ahora han aparecido unos chats difundidos por un encausado, en los que supuestame­nte se evidencian diálogos entre este y la máxima autoridad de la Fiscalía General, respecto de temas sensibles.

Es decir, en esta ocasión ya no son chats de teléfonos incautados por la Fiscalía, sino de un encausado con la señora fiscal general.

Y entonces, ¿qué hacemos ahora? ¿Confiamos en la veracidad de los chats revelados por la Fiscalía, pero no en los revelados por un encausado?

El sentido común me lleva por ese camino, pero ¿no habría sido mejor no divulgar ningún chat de modo que cuando aparezcan estos chats que buscan indisponer a la fiscal general,

Ese será un importante indicador de que comenzamos a salir del estado de postración en que estamos.

no tengamos que escoger confiar en la veracidad de unos y no de otros? ¿Qué opina usted, amable lector? Ojalá en todos estos casos la justicia, al final, actúe de manera implacable y diáfana, y dictamine en derecho lo que correspond­a, de acuerdo con lo que conste en el proceso, pues un Estado en el que la administra­ción de justicia es deficiente y no genera certeza a sus ciudadanos, es un Estado que no justifica su razón de existencia.

Desde esta columna hacemos votos para que la administra­ción de justicia en el Ecuador mejore sustancial­mente, en la forma (sobrio, formal y asertivo) y en el fondo.

Ese será un importante indicador de que comenzamos a salir del estado de postración en que estamos.

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