DESCONEXIONES: LO CIERTO ES QUE SE VA LA LUZ
El 5 de abril pasado, la ministra de Energía ecuatoriana, Andrea Arrobo, descartó los apagones a corto plazo en el país, aunque consideró que las desconexiones podrían seguir. Al final, implica que hay cortes de luz como los que se están experimentando en distintas provincias, pero sin el aviso que se hace en época de estiaje.
Los eufemismos agobian más a la ciudadanía. Es mejor que con frontalidad las autoridades informen de los inconvenientes que llevan a los cortes de energía, que afectan no solo la vida cotidiana, sino la producción que tanta falta hace.
El 18 de octubre, durante el gobierno anterior, se declaró la emergencia eléctrica para afrontar los racionamientos que se iniciaron un día antes. Las causas, dijo entonces el régimen, fue el déficit de generación provocado por una sequía severa.
Como solución se compró más energía a Colombia y se empezó la reparación de parte del parque de generación. Posesionado el Gobierno de Daniel Noboa se dio por terminado el racionamiento, pero el fantasma sigue ahí. Igual que en Colombia, en la actualidad, en Ecuador los embalses han bajado. El país vecino ha reducido formalmente su venta.
Los cortes de este lunes, 15 de abril, la empresa Centrosur, que agrupa a Cañar, Azuay y Morona, los atribuyó a desconexiones temporales debido a mantenimientos de emergencia. Sobre otros sectores del país, hasta las 15:30 no había explicaciones.
La ciudadanía merece conocer la situación. Las autoridades, además, están en la obligación de explicar con claridad qué lleva a esta afectación y las medidas que se están tomando.
Pero la población –que exige un pronunciamiento oficial– también debe revisar sus acciones. ¿Cuánta energía logró ahorrar como se solicitaba cuando se dio la crisis del 2023? ¿Ya no era necesario el ahorro porque no hubo campañas para pedirlo? Todos los ecuatorianos tenemos que sumar para superar las “desconexiones”, con las autoridades liderando las soluciones; para eso fueron designadas.